Víctor Paulmann es delgado y mide casi dos metros, pero su rostro todavía muestras rasgos de niño. Habla con calma, pensando cada palabra, aunque entre respuesta y respuesta se le escapa el desenfado propio de la juventud. A sus 15 años tiene bastante vida recorrida. El 2019 se transformó en el primer basquetbolista chileno en llegar al Barcelona, una de las escuadras más potentes de Europa, y cuna de una larga lista de jugadores top.
"Sé hacer un poco de todo, soy alero. Para mi puesto, soy bastante ágil y tengo buen tiro. Me gusta defender y soy competitivo", le cuenta a Emol.
Paulmann, motor de las selecciones juveniles, no heredó la pasión de nadie. En su familia es el único que juega. Recuerda que en cuarto básico ya llamaba la atención por su estatura y uno de sus profesores le pedía insistentemente que fuese a practicar basquet. Un día le hizo caso y alucinó.
Se la pasaba "pichangueando" en el Club Manquehue, envuelto en el rechinar de las zapatillas sobre el parquet y afinando su mano izquierda hasta el cansancio ante rivales que le sacaban años de ventaja. Su vida era un balón naranja.
A principios de 2019, el entrenador argentino Óscar Sánchez realizó una clínica en el Manquehue y quedó sorprendido con Paulmann. Hablaron, hizo un video de él entrenando y lo envío a Barcelona. Al poco tiempo respondieron. Tenía que ir a Cataluña a pasar una prueba.
"Claro que estaba nervioso, porque no sabía con lo que me iba a encontrar, pero yo solo fui a hacer lo que me gusta y demostrar. Era ir a jugar, tampoco hay que darle diez mil vueltas. Es solo un juego al final", comenta.
En un entrenamiento con el Barcelona (Crédito Instagram victorp_45)
Quedó y en agosto se mudó a La Masía. Al recorrer las instalaciones le parecían las de un hotel cinco estrellas. Cuenta que lo han recibido bien y que por ahí ha visto a Lionel Messi y Arturo Vidal, aunque no ha hablado con ellos. Está contento, pero, inevitablemente, aparece la nostalgia de vez en cuando. No cambió de equipo, cambió de vida
"El principio es duro, pero al final es una decisión que vale la pena si te gusta mucho. Yo siempre lo pongo en una balanza y quizá pesa un poco estar allá en vez de con la familia", afirma.
Paulmann pasa todo el día en el club y sigue estudiando. Dice que lo que las más le costó fue el cambio de velocidad y que le pesó venir de un basquet poco competitivo. Sin embargo, poco a poco se ha ido acostumbrando. "El tiro es lo que más he mejorado, estar con gente de gran nivel te ayuda mucho. Tienes que adaptarte a ellos para poder competir", apunta.
Estando allá ha podido ver de cerca a Nikola Mirotic, ex NBA, y a Shane Larkin, el probable MVP de la Euroliga. De ambos trata de aprender, pero su inspiración es una leyenda fallecida el último enero.
"Mi referente sí o sí es Kobe Bryant. Él era escolta, pero bueno. Me gustan todos los aspectos de su juego. Su mentalidad, su técnica", declara.
Jugando para la selección sub 14 (Crédito: FebaChile)
Partió jugando con el Cadete A del Barcelona, pero luego empezó con dolores de espalda. Le hicieron una resonancia y tenía una vértebra fisurada. Se recuperó poco antes de que iniciara la crisis sanitaria por el coronavirus.
Hoy está en Chile y no sabe cuándo podrá volver a la Ciudad Condal. Esta inesperada pausa le ha permitido poner el freno y pensar en todo lo vivido en menos de un año. Si bien sabe que muchos han saltado del Barça Lassa a la NBA, no le gusta que la cabeza cree escenarios ficticios. Su meta es jugar con el primer equipo en el Palau tal como lo han hecho Pau Gasol, Ricky Rubio, la "Bomba" Navarro y tantos más.
Tampoco se olvida de la selección. Junto a una generación que aglutina talento y carácter espera cambiar el estatus de la "Roja" cestera. Pero tiempo al tiempo. Va despacio porque está apurado.
