En febrero de este año, la figura de la UFC, Corey Anderson, sufrió un demoledor nocaut a manos del polaco Jan Blachowicz cuando faltaban dos minutos para que acabara el primer round.
"Overtime" siguió con fuertes dolores luego del combate y una mala revisión de los médicos pudo traer graves consecuencias.
"El 21 de febrero, después de mi última pelea, me desmayé y me destrocé la cara contra un camino de grava después de horas explorando una carretera. Estuve cinco días en urgencias haciendo numerosas pruebas y análisis de sangre para averiguar qué pasó", contó en su cuenta de Facebook.
"Vi a una larga lista de diferentes doctores. Todos menos uno dijeron que había sufrido una conmoción cerebral por la falta de agua y comida después de caminar por el bosque durante horas. Pero uno de ellos dijo que mi corazón había dejado de latir y que podría volver a pasar, ¡¡pero la próxima vez en una pelea!!", agregó.
Anderson se aterró. Le hicieron nuevos y dolorosos exámenes para evaluar su caso. Pensó que quizá no podría entrar al octágono nuevamente.
"Después de mi pelea, la comisión atlética y los médicos no pudieron hacer lo correcto después del chequeo y volví a vivir la vida como lo hacía normalmente. ¡Y pagué un precio muy alto! Estos cinco meses y la situación actual en el mundo han puesto MUCHAS cosas en perspectiva. Y como un peleador veterano, que en el pasado ha competido con tipos duros sin ninguna preocupación médica, tengo que seguir peleando", expresó.
Finalmente, el peleador tuvo suerte. Podrá seguir haciendo lo que más le gusta. "Un médico dijo que tenía que detener por completo mi carrera hasta averiguar que mi corazón estaba sano para competir. El lunes pasado, por la noche, salí del hospital después de mi último procedimiento, con una nota que decía: 'Felicidades, Señor Anderson, puedo dejarle volver a golpear a la gente'", comentó.
En los deportes de contacto es la vida la que está en juego. En ese sentido, Anderson dejó un mensaje para sus colegas.
"Les aconsejo a otros peleadores que cuiden su salud y que se tomen el tiempo adecuado para recuperarse. Tuve que tener a mi hijo sentado allí mirándome en una cama de hospital para darme cuenta de que existe una vida real más allá de las peleas y que quiero disfrutarla. Pelea de manera inteligente, entrena de manera inteligente, ¡pero recupérate y descansa también de manera INTELIGENTE! Utiliza tu cabeza mientras tengas cerebro para hacerlo", cerró.
