Ronaldinho es un ídolo del Barcelona. Llegó cuando el club sufría una severa crisis y lo catapultó a la cima del fútbol mundial. Ganó la Liga, la Champions y conquistó el Balón de Oro. Varios compañeros que tuvo en el blaugrana recordaron aquella brillante época.
"Hay muchísimas anécdotas con él que nunca voy a olvidar. Para mí es el mejor futbolista que he visto jugar sin querer comparar unos con otros. Una de las cosas que más me impactaron llegó fuera de un partido. Estábamos en el vestuario, yo andaba sentado y él empezó a hacer locuras con el balón. Todo lo que hacía era pura magia. Tenía la cara relajada, sonriente, pero el cuerpo le iba a mil por hora y no paraba de hacer cosas mágicas con el balón", dijo Bojan Krkic en diálogo con Marca.
Santi Ezquerro estuvo entre 2005 y 2008 en el elenco de Cataluña. Tampoco se olvida del crack brasilero.
"Es lo mejor que he visto en un campo de fútbol porque era capaz de hacer todo lo que imaginaba que podía hacer. Físicamente era un portento, técnicamente lo mejor que te puedas imaginar. Lo tenía todo y ese año (2005) fue nombrado el mejor jugador del mundo. Sólo puedo decir que ha sido el mayor talento que he conocido", afirmó.
"Se puso a hacer malabarismos con el balón en el vestuario sin secarse siquiera de la ducha. Se puso a hacer locuras con la música literalmente en bolas y todo el mundo estábamos llorando de la risa. Tenía una magia muy especial con la que nos hacía disfrutar a todos", añadió Gerard López.
Al canterano Oriel Riera, cuando recién lo subieron al primer equipo, "Ronnie" le hizo una broma. Le pidió que le llevase todo su equipaje en un viaje a Portugal. No fue de bravucón. Riera recuerda ese momento con cariño, al igual que el día en que debutó como profesional.
"Yo estaba como un flan y él me tranquilizó, además me dijo 'Ori, tranquilo, va a salir todo bien. Me la das a mí y te ayudo'. Con él todo era mucho más sencillo", apuntó.
Javier Saviola alucinaba con las cosas que podía hacer Ronaldinho, pero también las sufría y hacía enojar al genio surgido del Gremio de Porto Alegre.
"Había veces que no podía seguirle y se enfadaba conmigo. No sabía qué iba a hacer, si un sombrero, el juego de espaldas, si se iba dar la vuelta... nunca me había pasado jugar con alguien que era completamente impredecible. Algunas veces se me quedaba mirando como diciendo 'Por qué no corriste', pero yo le contestaba que no imaginaba que me iba a pasar un balón de espaldas con tres defensores. Era una cosa impresionante", relató el argentino.
A Jeffrén Suárez lo que más le llamaba la atención no tenía que ver con el aspecto técnico o táctico del juego. Cree que la clave del éxito era su forma de ver la vida y su eterna sonrisa.
"Estaba siempre siempre sonriendo y eso a mí me hacía pensar. Yo me decía 'a este qué le pasa' porque cuando ves a los futbolistas, también algunos cracks, no sonreían así ni de casualidad. Ronaldinho era feliz sólo por estar en el campo, entrenando y teniendo la pelota en los pies. Los otros no sonreían así, yo siempre me cuestionaba porqué sonreía tanto pero luego me he dado cuenta de que es eso, el disfrutar y ser feliz con lo que uno hace, la clave para que las cosas salgan bien", fue su reflexión.
