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La historia del díscolo tenista alemán que fumaba en la cancha y que aceptó un desconocido desafío de las hermanas Williams

Hace ya 22 años que se dio un peculiar episodio en el mundo del tenis.

27 de Agosto de 2020 | 08:00 | Redactado por Felipe Muñoz, Emol
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Karsten Braasch fue un tenista alemán que se hizo mayormente conocido en la década de los 90', pero no precisamente por sus habilidades.

O al menos no en su totalidad, ya que en 14 años de carrera, su mejor ranking fue 38 y sólo llegó a una final: Fue en Rosmalen, en 1994, y perdió con Richard Krajicek.

Braasch destacó, por sobre todo, por su trayectoria en dobles en la que cosechó seis trofeos, por su extraño servicio y por su irreverente personalidad. Díscolo, jugaba con gafas, amante de las cartas y el billar, y adicto a la nicotina, fue la causa de que la ATP tomara drásticas decisiones.

Entre juego y juego, el alemán fumaba. Sacaba su cajetilla, un cigarro, y fumaba. El único jugador que hacía esto era él, por lo que la ATP acabó prohibiendo esta práctica.

Pero en 1998, en pleno Abierto de Australia, Braasch se hizo más conocido aún. ¿Por qué? Luego de los cuartos de final femeninos de aquel torneo, la cancha 12 del complejo en Melbourne empezaba a aglomerar gente, periodistas. El alemán jugaría ante la promesa del tenis estadounidense de 16 años, Serena Williams.

Esto, ya que Serena junto a su hermana Venus, creían fehacientemente que podían vencer a varones ubicados en el lugar 200 del ranking. De hecho, hasta solicitaron que las incluyeran en certámenes ATP, lo que fue descartado.

Braasch, por esos tiempos, tenía 30 años y era el 203 del mundo. Sus mejores momentos ya habían pasado y en ese Australia cayó en primera ronda ante el español Alberto Berasategui en individuales. No le fue difícil aceptar el desafío. Solo pidió que fuera al aire libre para poder fumar.


En la antesala, el germano no se tomó nada muy en serio. Jugó golf por la mañana, se bebió unas cuantas cervezas y se fumó casi una cajetilla entera de cigarros. "Tomar un partido así demasiado en serio sería un error", dijo después en una columna en el The Guardian.

El duelo comenzó y la fortaleza indesmentible de los golpes de Serena no hacían daño a Braasch, acostumbrado a ese tipo de tiros en el circuito masculino. El marcador fue 6-1. Inapelable. "Fue muy difícil. No pensé que sería tan difícil. Pegué tiros que en el circuito hubiesen sido ganadores, pero él los devolvía con facilidad", dijo la menor de las Williams tras el duelo.

Braasch cerraba el set y apareció Venus, la mayor, que venía de perder en cuartos ante Lindsay Davenport. No hubo mucho cambio, ya que esta vez fue 6-2.

Ese mismo año, en Roland Garros, el germano se reencontró con Venus. Lo que ocurrió lo contó en The Guardian: "Se me acercó con una gran sonrisa en su rostro y me dijo: '¿Recuerdas aquello en Australia? ¡Nunca sucedió!'".

De ahí en más, Braasch se retiró sin muchas luces en 2005 y las hermanas Williams se convirtieron en unas de las máximas exponentes del tenis femenino en la historia. El alemán puede jactarse de que les ganó un set a ambas.
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