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Hasta su público lo pifió: El calvario del boxeador que ganó el oro en los JJ.OO. por "un robo" y que nunca más volvió al ring

"Hubiese preferido salir segundo", admitió el surcoreano Park Si-Hun.

27 de Agosto de 2020 | 22:04 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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AP
Acababa de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl, ante su gente, pero Park Si-hun sentía una profunda vergüenza. Ese metal que colgaba de su cuello era inmerecido y lo tenía claro.

Hace 32 años, el boxeador surcoreano se subió al ring para enfrentar al estadounidense Roy Jones Jr. Peleaba con todo el público a favor. Había soñado con esa noche toda su vida. Como suele ocurrir en los combates amateur, no hubo K.O. y se decidió por las tarjetas de los jueces.


El estadio quedó incrédulo. También Jones Jr. que miraba hacia su esquina sin entender nada. Por un fallo dividido de 3-2 el local se consagraba campeón. Mientras el árbitro le sostenía la mano en alto, Park dijo sentirse "confundido".

Durante los tres rounds Jones Jr. había sido amplio dominador. Era una vergüenza, "un robo" como suele decirse en el argot pugilístico. Hubo aplausos tímidos, pero más se hicieron sentir las pifias.

"Siento un resentimiento que probablemente lleve conmigo el resto de mis días. No quería que me levantasen la mano. Pero me la levantaron y mi vida se convirtió en un calvario", reveló Park en una entrevista con Associated Press.

Atormentado por las imágenes de ese triste día, no volvió nunca más a un cuadrilátero. Por 13 años se dedicó a ser profesor en una localidad rural cerca de la costa. Estaba lejos de los focos, pero el vacío seguía ahí. Palpable.

Park había trabajado a sol y sombra para esa pelea. Durante la competición incluso peleó con la mano fracturada. Se las arreglaba con su juego de pies, pero Jones Jr. era de otra madera e hizo notar la diferencia entre ambos en cada puñetazo. "Un boxeador sabe si ganó o perdió. Yo sabía que había perdido", admitió.


En todas partes lo insultaban y lo llamaban a todas horas a su casa pidiéndole que devolviera la medalla. Lo sentía como una tortura psicológica. En un programa de TV, invitaron a los 12 atletas surcoreanos que habían ganado oro. El conductor los entrevistó a todos, menos a él.

"Era como si te golpeasen con un martillo en la nuca una y otra vez. A menudo pienso que hubiera sido mucho más feliz de haber terminado segundo", afirmó.


Park se deprimió y pensó en el suicidio. Con su esposa quiso irse del país en más de una ocasión, pero nacieron los hijos y aumentaron las obligaciones.

Unos meses después de la pelea, Roy Jones Jr. debutó en el profesionalismo. Es el único boxeador de la historia que empezó en el peso superwélter y terminó siendo campeón de los pesados. Park, desde el otro lado del mundo, lo miraba con algo de envidia. Reconoce que de vez en cuando habla con el que fue su rival, que se supone debería pelear con Mike Tyson prontamente.

Estados Unidos se quejó formalmente por el resultado del combate luego de que se conociesen documentos secretos de Alemania Oriental en los que se afirmaba que se compraron jueces para favorecer a los surcoreanos. El Comité Olímpico Internacional, en 1997, dictaminó que no encontró ninguna prueba de soborno en esos Juegos.

En 2001 la Asociación de Boxeo de Corea del Sur volvió a llamar a Park y en cierta medida hizo justicia. Desde aquel entonces ha estado a cargo del equipo nacional en más de una ocasión. Su gran sueño, hoy con 54 años, es formar un campeón, uno sin manchas. Esa sería su redención.
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