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Promesa del ciclismo chileno becada por la UCI habla de su vida en Suiza y del accidente que le pudo truncar la carrera

Catalina Soto tiene solo 19 años. Es la única ciclista nacional que ha obtenido medalla en un Mundial Junior.

18 de Octubre de 2020 | 11:01 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Instagram Catalina Soto
Catalina Soto iba entrando al velódromo del Estadio Nacional. Ese día no le tocaba correr, pero iba a ver las carreras de unos amigos. Era una tarde de relajo, pero en un accidente inverosímil un ciclista se terminó cayendo encima de ella. No necesitó que nadie se lo dijera, ya le había pasado. Sintió el crac del hueso. Se había roto la clavícula a solo dos semanas de que iniciara el primer Sudamericano en que iba a representar a Chile.

La deportista de 19 años se ríe al recordar la historia. Hoy vive en Europa y ostenta el cartel de gran promesa del ciclismo nacional. Sin embargo, lo que pasó esa tarde en el Nacional pudo torcer su historia.


"No podía parar de llorar, estuve muy triste, pero con mi familia no le contamos a nadie. Nos quedamos callados. Solo hablé con el entrenador. Le dije: Voy a ir a todos los hospitales posibles para que me operen. Aun con la clavícula rota quería seguir pedaleando para ir al Sudamericano porque hubo mucho esfuerzo de parte de mis papás", le cuenta a Emol.

Recorrió varios hospitales, siempre recibiendo un no como respuesta. Según ella, "iba a correr igual con el hueso roto". Finalmente encontró a un doctor que la operó de un día para otro. Su entrenador le advirtió que una caída podría traerle consecuencias graves. No le importó. No tenía miedo, como tampoco lo tuvo cuando un taxi la chocó y le fracturó la rodilla izquierda. Terminó obteniendo dos oros. Uno en omnium y otro en persecución individual.


Tras esa deslumbrante actuación, pudo viajar a Suiza becada por la Unión Ciclista Internacional (UCI). El año pasado fue segunda en el Mundial Juvenil y se convirtió en la primera chilena en subirse al podio en este tipo de certámenes. En 2020, además, fue la segunda ciclista más joven en el Mundial Adulto. Acabó en el top 40 de la contrarreloj.

"Cuando recibí la carta de invitación a Suiza no lo podía creer. Mi mamá estaba contenta, pero yo sé que le pesó. Me iba a un mundo donde no me podía proteger. Para mi primer Mundial vino a verme, hizo un gran esfuerzo. Yo quería el oro, pero me ganaron por media rueda, aun así tener una medalla de plata fue algo que me hizo ver que si podía lograr las metas que me proponía", apunta.

La vida en Suiza

Catalina empezó a pedalear en distintas cicletadas que se hacían en Santiago hasta que su mamá le pudo regalar una bicicleta de pista. Entrenaba con hombres y arrasaba en los nacionales.


Siendo muy chica, partió a vivir a Australia con su familia. Allá se intensificó el gusto por el ciclismo. Pero le costó adaptarse. Llegó sin hablar nada de inglés y le iba pésimo en el colegio.


"Yo nunca en mi vida había visto mujeres musulmanas, tapándose el cabello por ejemplo. Me decían que no tenía que usar short o cubrirme los hombros y había 42 grados. Nunca nadie me había dicho algo así. Me costó reaccionar a eso. Pero me enseñó mucho a tener que respetar, escuchar y ser una persona con los ojos un poquito más abiertos. Eso me ha ayudado a relacionarme en Suiza, porque hay gente de todos los países", comenta.

Actualmente vive en la pequeña ciudad suiza de Aigle, cerca de la frontera con Italia y Francia. Dice que las rutas son como postales de cuento. A medida que va pedaleando por el valle aparecen ríos, lagos, pueblos pequeños.

Reside en una casa con varios otros atletas. A veces juega basquetbol o tenis de mesa, pero también necesita estar sola. Hacer yoga para relajarse, ver una película como "Shrek" para reírse o leer algún libro de curiosidades médicas.


"El tema de la nostalgia es delicado. Todos los días extraño a mi mamá, a mi familia, a mis amigos. Es una lucha interna. Diciendo estoy acá porque me encanta lo que hago. Estar lejos de la casa me motiva a entrenar más duro y a pedalear más fuerte. Estoy perdiéndome tantos momentos importantes de la vida de mi hermana, que quiero hacerlos valer. Recientemente falleció mi abuela y afectó mucho a mi familia. Es una pena no poder estar apoyándolos en un momento tan difícil. Uno trata de mandar mensajes, pero entiendo que no valen nada, lo que vale es el estar ahí", relata.

La ciclista que quiere ser

Catalina Soto todavía no decide a qué especialidad se quiere dedicar. Recientemente se estrenó en un top 10 con el pelotón de elite. Fue sexta en la última etapa del Tour de Ardecha, Francia. Había campeonas nacionales de Gran Bretaña en la prueba.

Desde chica la han tildado de "promesa". "Mi objetivo es siempre que tenga la posibilidad de representar a Chile, hacerlo bien. Me encantaría una medalla olímpica. En todas las carreras darlo todo, como el dicho, 'con todo si no pa qué'. Tengo que convertirme en una esponja. Aprender todas las experiencias de carrera, de entrenamiento, de todo. De una forma u otra descubrir que tipo de ciclista soy. Siento esa presión de que me llamen promesa. Yo sé que son solo palabras y al final yo tengo que hacer lo que puedo. Empujar mis límites", expresó.

Acaba de fichar por dos años con NXTG Racing , el único equipo de desarrollo femenino de la Unión Ciclista Internacional. Dejará Suiza por Holanda. Dice que es un paso enorme. Otra vez sale de su zona de confort para crecer.



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