Un hecho insólito ocurrió en el fútbol turco. El Besiktas recibía al Sivasspor y ganaba 1-0 al finalizar el primer tiempo.
Hakan Arslan, capitán de la visita, fue a encarar al árbitro. Reclamaba que el gol de las "Águilas" estaba viciado, asegurando que la pelota había salido de la cancha. Como prueba, intentó mostrarle en el celular la secuencia al juez.
A Arslan lo acabaron expulsando por doble amarilla. Se fue a camarines insultando y pateando todo lo que encontró a su paso. Con un hombre menos, su equipo acabó perdiendo 3-0.
Mira el momento que fue tildado por la prensa internacional como algo "¡nunca antes visto!"