Yasmani Acosta es una de las grandes estrellas del deporte chileno. Entre los logros del grequista, destacan medallas en Juegos Sudamericanos y Panamericanos, también un tercer lugar en un Campeonato Mundial. En los Juegos Olímpicos de Tokio rozó el bronce y ya está clasificado para París 2024.
Su arribo a Chile se produjo el 2015. Vino a Santiago a representar a Cuba en un certamen clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Toronto. Obtuvo el cupo para su país, pero no regresó a la isla. Se convirtió en un desertor.
"Tomar una decisión así, dejar tu país, tus costumbres, tu familia, es duro. Una cosa es pensarlo y otra tomar la decisión. Cuando llega el momento de tomar la decisión, fue duro, porque yo sé que me sancionaban por ocho años sin poder ver a mi mamá, a mi hermano, a mis seres queridos. Es difícil. Lo que más recuerdo de ese momento es despedirme de mi mamá y de mi hermano. Mi mamá tenía los ojos rojos, mi hermano también y yo igual de tanto llorar. Me despedí de ellos, salí con la maleta y me dieron ganas de mirar para atrás, ver la última imagen de ellos en la puerta de la casa. No tuve el valor. Iba caminando y en cada paso pensaba en querer mirar para atrás, no pude. Siento que si hubiese virado y los hubiese visto a ellos llorando yo creo que no me hubiese ido", relató este jueves en entrevista con Agenda Deportes Emol TV.
"Me fui en un bus, me iba sentado en la escalera porque todos los asientos estaban ocupados. Recuerdo que iba pensado: '¿cuándo volveré a ver este paisaje? ¿volveré a pasar algún día por aquí?'. Llegué a Chile con diez kilos arriba del peso y de tanta preocupación y tristeza que pasé esos días llegué a bajar como casi 20 kilos. Competí con ocho kilos abajo del peso", agregó.
Terminada la participación en el torneo, Acosta recuerda que estaba en el Hotel Fundador. Sentía muchos nervios. Nadie del equipo cubano sabía de sus intenciones y no contaba con su pasaporte, ya que los jefes de la delegación retenían el documento para evitar escapes.
Pero el deportista tuvo una persona que lo ayudó. Conocía al chileno Andrés Ayub, luchador grecorromano como él, porque habían entrenado juntos.
"Hablo con Andrés desde el día que llegué a Chile. Él sabía que quería quedarme y acordamos irme en la madrugada del día que teníamos que irnos al aeropuerto. Me dice: 'Estoy en el cine y paso a buscarte'. Andaba en una cita jajaja. Entonces, yo estaba esperando, asustado, porque en unas horas más tenía que salir el vuelo y no quería irme frente a mis amigos, quería irme sin que ellos me vieran. Me daba vergüenza irme delante de ellos. Andrés me escribe: 'Voy en camino'", expresó Acosta.
Siguiendo con el relato, dijo: "Andrés se estaciona como a una cuadra del hotel y ahí salgo. Salgo muy nervioso. Bajo de la habitación, me quedo en el lobby haciendo como que estoy trabajando en algo, justo veo que baja el equipo de Colombia. Espero que ellos se vayan, subo a mi habitación, bajo y me voy. Cuando voy saliendo del hotel, me preguntan: '¿usted dónde va? Yo dije: 'Voy afuera'. Me imagino que me preguntó para pedirme la llave. Por el nerviosismo hablé medio rápido y medio enredado. Andrés me hace señas con las luces del auto y me voy al auto. Cuando me subí al auto lo que pienso es 'si antes tenía la oportunidad de arrepentirme, ahora no hay vuelta atrás'. Pensaba muchas cosas en poco tiempo, en un segundo. De ahí vamos a un motel, Marín 014. Andrés me dice: 'Entra tú solo, porque si no van a pensar que somos pareja. Te paso a buscar mañana jajajá'. Ahí me quedo y ya pasamos al otro día".
Acosta contó que desde muy chico se visualizaba en unos Juegos Olímpicos, pero a la cita de cinco los anillos no podía ir representando a Cuba. Solo había un cupo y el que competía por la isla en los torneos más importantes era Mijaín López, uno de los mejores grequistas de la historia, ganador de cuatro oros olímpicos.
Eso motivó a Yasmani a buscar otros horizontes. Sabía que era bueno y había derrotado a varios rivales de currículum pesado. Sin embargo, ese no es el único motivo que explica su salida de Cuba.
"A mí me gustaba darles algunos regalos a mi mamá. A ella le encantan las cremas, los perfumes, esas cosas. Yo no podía hacerle ese tipo de regalos y sabía que estando en Cuba iba a ser muy difícil. Ese sueño mío iba con la parte de querer ayudar a mi mamá, a mi hermano, iba todo de la mano. Eso gatilló la decisión de irme", afirmó.
En los últimos Juegos Panamericanos, siete deportistas cubanos se fugaron y decidieron quedarse en Chile. Acosta dijo que no ha tenido contacto con ellos, pero que los entiende.
"La situación es muy dura en Cuba. Uno lo que quiere es vivir bien, tranquilo, ayudar a los míos. Estando allá ahora es difícil", manifestó.
Por desertar, Yasmani recibió una sanción: ocho años sin poder entrar a su país de origen. Él lo sabía cuando tomó la decisión.
La sanción ya la cumplió. El año pasado, un mes antes de los Juegos Panamericanos de Santiago, pudo reencontrarse con su familia
"Fue duro. Nada es lo que dejé atrás. Uno se va y piensa que las personas van a estar igual. Nada es como uno lo dejó. Ocho años es mucho tiempo. Sentí un poquito de pena, porque las cosas no están tan bien como antes, pero feliz de poderlos ver. A mis primos, a mis vecinos, poder estar con ellos", declaró.