WASHINGTON.- El auge de las materias primas que tuvo lugar en la última década ayudó a elevar los salarios de los menos acomodados en América Latina y el Caribe, pero no a crear necesariamente más oportunidades de trabajo.
Más aún, los salarios en aquellos países de la región que no son exportadores de materias primas crecieron mucho menos o incluso disminuyeron.
Estas son algunas de las conclusiones principales de un nuevo informe del Banco Mundial "Trabajar por el fin de la pobreza en América Latina y el Caribe: trabajadores, empleos y salarios".
El informe concluye que, luego de una década de caídas constantes, 2013 representa el tercer año consecutivo en el que la desigualdad se ha estancado. A medida que el PIB per cápita se desacelera, también lo hace el ritmo de reducción de la pobreza en comparación con la primera década del siglo.
“En los últimos años, se ha debilitado el ímpetu para las conquistas sociales en América Latina y el Caribe”, dijo Louise Cord, Gerente para América Latina y el Caribe en la Práctica Global de Pobreza del Banco Mundial. “A medida que el auge de las materias primas se desvanece, la importancia de redoblar los esfuerzos regionales para promover un crecimiento más inclusivo y reducir la pobreza se vuelve más crítico.
El informe resalta la necesidad de mitigar los obstáculos que enfrentan los pobres en participar en el mercado laboral y de seguir mejorando su acceso a una educación de calidad y a sectores de mayor productividad”.
El informe revela que la pobreza en América Latina y el Caribe, definida como aquellos que viven con menos de US$ 4 al día, disminuyó de 25,3% en 2012 a 24,3% en 2013, mientras que la pobreza extrema (US$2,50 al día) se redujo de 12,2 a 11,5%.
Los avances en reducción de la pobreza, incluso a un menor ritmo, no fueron uniformes; América Central y México tuvieron un peor desempeño que las demás subregiones.
El ingreso laboral fue el principal motor detrás de la reducción de la pobreza en América Latina. Desde comienzos de la década de 2000, el salario de los trabajadores no cualificados —los más propensos a ser pobres y cuyos hogares representan la mitad de los pobres de la región— creció de manera significativa en la mayor parte de la región y más rápido que en otros grupos, jugando un papel fundamental en la reducción de la pobreza.