SANTIAGO.- Si en algo está de acuerdo Ashoka Mody, ex director financiero del Fondo Monetario Internacional, con el ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, es que con la crisis griega "se ha roto el tabú político" de la obligación de permanecer dentro del euro.
Pero sólo eso, porque a diferencia de lo que cree el ministro de Estado germano es que es Berlín y no Atenas el que debe salir primero del bloque monetario.
En una columna de opinión publicada en Bloomberg View, el economista afirma que "un retorno al marco alemán haría que el valor del euro cayera de inmediato, dando a los países de la periferia de Europa un impulso muy necesario en la competitividad. Italia y Portugal tienen casi el mismo producto interno bruto hoy que cuando se introdujo el euro y la economía griega se disparó brevemente, y ahora se encuentra en peligro de caer por debajo de su punto de partida".
De esta manera, "un euro más débil sería darles una oportunidad para poner en marcha el crecimiento" y reconoce que "sería probable que los Países Bajos, Bélgica, Austria y Finlandia sigan el ejemplo de Alemania, tal vez para formar un nuevo bloque de la moneda, y el euro se deprecie aún más".
La tesis de Mody se basa en que el nuevo rescate a Grecia no solucionará su débil situación financiera porque "persigue la misma estrategia económica que ha fracasado repetidamente para sanar el país".
Todo esto se debe a que, definitivamente, "se ha demostrado una vez más que los países con economías tan dispares nunca deberían haber entrado en una unión monetaria", según sus palabras.
"Algunos alemanes les preocupa que el marco haría que sus exportaciones sean menos competitivas en el extranjero. Eso es en realidad un resultado deseable para el mundo y, finalmente, para Alemania, también", dice Mody y explica:
"Durante años, Alemania ha estado funcionando con un gran superávit en cuenta corriente, lo que significa que vende mucho más de lo que compra. La brecha sólo ha crecido desde el inicio de la crisis, alcanzando un nuevo récord de US$ 244 mil millones en 2014. Dicha demanda alemana insuficiente debilita el crecimiento mundial, por lo que el Tesoro de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional han empujado durante mucho tiempo al país a comprar más. Incluso la Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que la cuenta corriente de desequilibrio de Alemania es 'excesiva'".
Pero para Mody, la mayor ganancia es política: "En lugar de construir 'una unión cada vez más estrecha' en Europa, los alemanes están poniendo en peligro su delicada tela. Para estar cerca, las naciones de Europa pueden necesitar aflojar los lazos que los unen con tanta fuerza", concluye.