SHANGHAI.- Las bolsas chinas sufrieron hoy el mayor desplome desde 2007, al caer el 8,48% el índice de Shanghai, el referencial de los parqués chinos, y el 7,59% el de Shenzhen, apenas dos semanas después de empezar a recuperarse de su peor mes, en el que llegaron a perder un tercio de su valor.
Aunque en los últimos días parecía que la situación tendía a estabilizarse y el martes pasado el índice general de Shanghai llegó a superar la línea psicológica de los 4.000 puntos, bajo la que se hundió durante esas tres semanas y media de caídas, el cierre de hoy resultó desolador.
Más de la mitad de los valores que cotizan en ambos mercados, es decir, unas 1.600 empresas, llegaron a perder hoy un 10%, que es la variación máxima diaria que permite la normativa bursátil china, y entre ellas estaban todas las corredoras de bolsa que cotizan en los parqués chinos.
El motivo que parece haber provocado este desplome es el anuncio hoy de la Oficina Nacional de Estadísticas de que los beneficios de las principales firmas industriales chinas disminuyeron un 0,3% interanual en junio, en fuerte contraste con el crecimiento del 0,6 interanual que registraron en mayo.
De hecho, el viernes el índice flash de gestión de compras a la producción de China de la revista económica Caixin también aumentó su contracción en julio, hasta los 48,2 puntos, por debajo de los 49,4 de junio (cuanto más alejado está el indicador de 50 mayor es la contracción, mientras que por encima de 50 marcaría expansión).
De ahí que ya a primera hora Shanghai abrió la jornada de hoy un 2,1% a la baja, y Shenzhen con un retroceso del 2,04%, caídas que se fueron extendiendo a media sesión más allá del 3%, hasta precipitarse en picado durante la última hora y media de la tarde, al aproximarse el cierre, tal y como solía pasar hace unas semanas.
En la Bolsa de Hong Kong, vinculada parcialmente desde noviembre mediante un sistema de cuotas máximas de inversión diaria a la Bolsa de Shanghai -aunque por lo general sólo se ha venido mostrando expuesta hasta cierto punto a los recientes vaivenes de las bolsas chinas-, el índice Hang Seng cerró con un desplome del 3,09%.
El hundimiento de hoy en Shanghái y Shenzhen parece deberse una vez más a esa enorme volatilidad tan habitual en el mercado chino, especialmente sensible a los rumores y al ánimo de sus 90 millones de inversores individuales, en su mayoría aficionados sin nociones financieras, que han volcado sus ahorros en la renta variable.