SANTIAGO.- Que la revista Forbes la considere la cuarta mujer más poderosa del planeta, por sobre la líder de un importante organismo mundial, como el Fondo Monetario Internacional, aclara cualquier duda sobre el rol que juega en el mapa económico Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Esta mujer -la primera, por cierto, en dirigir el banco central estadounidense y elegida de primera mano por Barack Obama- tiene a todo el mundo mirando al norte de América y lo seguirá haciendo hasta que no cambie la política monetaria.
Si Ben Bernanke, su predecesor en la Fed, tenía como desafío minimizar el impacto del descalabro financiero que estalló tras la crisis subprime, Yellen tiene la misión de re-atraer la inversión con el aumento de la tasa de interés, precisamente un movimiento que tiene en vilo a economistas, exportadores y traders por la escalada libre con la que opera el dólar estas últimas semanas.
Pero el aumento no tardará en llegar, porque Yellen debería tener otro fantasma en mente: la Gran Inflación de 1966, cuando cursaba la licenciatura en Economía en la Universidad de Brown. Así por lo menos lo aseguró Michael Feroli, economista jefe de JPMorgan Chase para Estados Unidos, citado por Bloomberg.
En enero de ese año, la inflación medida por el índice de consumo personal excluidos alimentos y energía era de alrededor de 1,3% (la actual es de 1,7%) y el desempleo era inferior al 5% (hoy está en 5,3%).
Para fines de 1966, la inflación básica se había acelerado a 3,1%, el inicio de un alza que alcanzó su culminación en 1975 con un 10,2%. El ritmo no cayó por debajo de 2% nuevamente hasta 1995.
"Esperar que la inflación se acelere implica un juego de alcance que puede durar varios años y necesitar una dolorosa recesión para restablecer expectativas de inflación estables", afirmó el economista.
En la última reunión de la Fed, afirmaron que esperarían a que los precios aumentarán a 2% para pensar en subir la tasa de interés, pero Yellen aseguró a los congresistas que "quieren asegurarse de no ajustar demasiado tarde" por temor a "una situación donde entonces tendríamos que endurecer la política monetaria de forma muy drástica, lo cual podría resultar destructivo".
Yellen, de 69 años, era vicepresidenta de la Fed cuando se llevó a cabo el plan de flexibilización monetaria durante la crisis y cuando asumió el cargo más alto - en febrero de 2014-, todos esperaban que su primera medida fuera endurecer las tasas. Wall Street la recibió con la peor caída en seis meses.
Hoy el mercado de valores, al igual que el dólar, operan en verde cada vez que la Fed abre la ventana a un cambio de estrategia.