SANTIAGO.- En un artículo publicado por la revista mensual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el economista Daniel E. Perrotti estimó que las exportaciones latinoamericanas a la República Popular de la China podrían aumentar un 10% de promedio anual si se confirman los pronósticos del FMI, que prevén que la segunda economía más importante del planeta crezca un ritmo del 6,8% anual durante los próximos cuatro años.
En un escenario más conservador, que contemple un crecimiento promedio anual de la economía china de 4,5%, el estudio señala que los cálculos arrojarían un alza de las exportaciones de América Latina a ese mercado cercana al 7% anual.
Ello, en medio de un contexto de creciente preocupación por el impacto que tendrá la desaceleración de la actividad china y la devaluación del yuan en la economía latinoamericana.
Las alarmas saltaron tras la devaluación de la moneda china, pues ello podría implicar una reducción de sus importaciones y un duro golpe para la economía latinoamericana, que cuenta con el país asiático como uno de los principales destinos de sus ventas.
En su estudio "La República Popular de China y América Latina: impacto del crecimiento económico chino en las exportaciones latinoamericanas", Perrotti señala que durante la última década (particularmente desde 2003), el comercio de América Latina con China se ha tornado estratégico para varios países de la región.
Además de los beneficios directos derivados del intercambio comercial, los ingresos provenientes de los gravámenes sobre las exportaciones latinoamericanas han conformado un activo importante de las arcas fiscales y de la acumulación de reservas internacionales, sostiene la publicación.
"Por ello, en la actualidad existe una cierta preocupación respecto del impacto que tendrá en la región el desempeño de la economía asiática en el mediano plazo, en circunstancias que varios expertos advierten acerca de una desaceleración de las tasas de crecimiento", indicó el autor.
El economista agregó que la dinámica esperable del comercio bilateral implicaría la existencia de "desafíos en materia de infraestructura y logística que deberán atender los gobiernos".
Por ello recalcó la necesidad de realizar inversiones en infrastructuras necesarias que puedan evitar "potenciales cuellos de botella que surjan del comercio exterior en general, y del intercambio con China en particular".