NUEVA DELHI.- La India vuelve a estar en el radar de los mercados y los inversores la postulan como motor económico global alternativo a una enfriada China. Y existen motivos para el optimismo indio: su gran economía es la que más crece en 2015.
Por primera vez en décadas su PIB superó en crecimiento al chino, con un 7,5% frente al 7% en el primer trimestre de 2015, tendencia que la ONU prevé continuará hasta final de año. Mientras que las otras potencias Brics han sido arrastradas por la desaceleración china.
Así, la India brilla de nuevo, tal y como ocurrió en la primera década del siglo XXI, cuando un boom de inversión extranjera llovió sobre el país emergente provocando una euforia que ahora parece querer repetirse.
"El mundo necesita otros motores para el crecimiento económico. En un ambiente de ralentización una economía que puede crecer al 8% o 9 % como la India puede definitivamente proveer el apoyo a la economía mundial", dijo recientemente el ministro de Finanzas indio, Arun Jaitley.
El viceministro de la misma cartera, Jayant Sinha, fue aún más tajante al afirmar que con el enfriamiento chino y sus consecuencias internacionales la India está lista para "tomar el bastón del crecimiento global". "La India dejará a China detrás en crecimiento y desarrollo", afirmó el optimista Sinha.
Sin embargo, otros datos ponen en tela de juicio que la India tenga el músculo para tirar de la economía global o ejercer de China.
Los dos gigantes tienen una población de más de 1.000 millones de habitantes cada uno, pero el PIB indio es una quinta parte del chino: 10,3 billones frente a 2 billones de dólares, una diferencia que no sería tan abrumadora si no fuera porque hace nueve años era sólo tres veces superior.
La renta per cápita muestra una situación similar: US$ 7.593 en China por US$ 1.630 en India, alrededor de cuatro veces y media más mientras que en 2010 la diferencia era de tres veces, un reflejo de los estándares de vida y desarrollo humano.
Más importante aún, China representa en torno a un 13% del PIB mundial, mientras que el indio apenas supone un 2,5%.
Sus modelos de crecimiento son también diferentes: China apostó por la industria y la exportación de manufacturas cuando abrió su mercado en 1978, mientras que tras las reformas de 1991 la India se centró más en servicios y la mitad del PIB depende del consumo interno y no de su relación con el exterior.
Tan difícil como que en algunos aspectos la India está menos conectada económicamente que la Unión Europea.
Para el gobernador del banco central indio, Raghuram Rajan, a su país le queda un largo camino para convertirse en un motor de la economía mundial.
"Incluso si superamos a China en la tasa de crecimiento, su efecto será muy pequeño durante mucho tiempo", afirmó Rajan.