Vladimir Bigorra, El Mercurio
PARÍS.- Chile es el país de la OCDE donde más ha crecido el gasto sanitario por habitante entre 2009 y 2013 aunque sigue siendo muy bajo, menos de un tercio de la media, y está entre las tres naciones donde los particulares tienen que poner más de su bolsillo para ser atendidos o comprar un medicamento.
Esta es una de las conclusiones de un informe comparativo sobre la salud y los sistemas sanitarios en sus países miembros publicado este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que destaca que el sector privado contribuye al 20% del gasto en salud en Chile, porcentaje sólo superado por Estados Unidos.
El gasto total es de US$ 1.606 anuales por habitante (los datos son de 2013, los últimos disponibles sobre una base estándar), una cantidad muy alejada de los US$ 3.453 de media en los 34 países miembros, y todavía más de los 8.713 de Estados Unidos, que se desmarca en cabeza del mundo desarrollado.
Ese bajo nivel se da pese a que la tasa de incremento en Chile ha sido la más elevada desde 2009: del 6,4% anual, frente a un avance del 0,6% en el conjunto de la organización.
Los autores del estudio destacan que Chile también se ha significado por una mejora de la esperanza de vida a un ritmo superior a la mayor parte de los otros Estados miembros en las últimas décadas, hasta situarse en 78,8 años.
Es verdad que continúa por debajo de la media (80,5 años), pero la diferencia es ahora de menos de dos años.
Por lo que se refiere a comportamientos que influyen directamente en la salud, el consumo de alcohol es relativamente bajo en Chile, pero por el contrario el tabaquismo es bastante elevado, con un 30% de fumadores habituales entre los adultos, 10 puntos porcentuales más que en el conjunto de la OCDE.
Otro problema relevante es el de la obesidad, que afecta al 25,1% de los adultos, frente al 19% de media. El único elemento alentador a ese respecto es que Chile es el único país que ha escapado a la tendencia a un incremento de ese porcentaje desde 2000.
Uno de los puntos en los que Chile sigue lejos de los parámetros habituales en el mundo rico es en mortalidad infantil, ya que con siete fallecimientos de menores de un año por cada 1.000 nacimientos prácticamente duplica la media (3,8) y tiene la tercera tasa más elevada de los 34 tras la de México (13) y Turquía (10,2).