PARÍS.- La OCDE considera que la economía global está viviendo una ralentización este año, que dejará su crecimiento en el 2,9%, a causa esencialmente de China, que es el principal factor del estancamiento de los intercambios comerciales, con repercusiones sobre todo para los países emergentes.
Sin embargo, en su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) incrementó sus estimaciones de 2015 para algunos de sus países miembros respecto a las anunciadas en mayo, en particular Estados Unidos, que debería progresar un 2,4%, cuatro décimas más.
Estados Unidos incrementará incluso su ritmo de ascenso al 2,5% en 2016 (tres décimas menos de lo aventurado hace seis meses) y se quedará en un 2,4% en 2017.
Las principales recomendaciones para que la primera economía mundial pueda mantener de forma sostenible esa evolución positiva pasan por un aumento de salarios y reformas fiscales y en el sistema de transferencias para conseguir una distribución mas equitativa de los ingresos.
Para la zona euro, la corrección al alza este año es casi inapreciable, de una décima al 1,5%, y reposa en buena medida en el comportamiento de la economía española, que debería registrar un ascenso del 3,2% (tres décimas más de lo que se había anticipado en mayo).
De acuerdo con la OCDE, como Estados Unidos la zona euro debería crecer un poco más el próximo ejercicio, pero a un nivel modesto del 1,8% que es tres décimas menos de lo calculado en mayo. En 2017 pasará al 1,9%.
Una vez más, la fragmentación del sistema financiero entre los países de la moneda única europea, así como las incertidumbres sobre los créditos no recuperables aparecen como algunos de los principales problemas para una verdadera recuperación en el Viejo Continente.
Japón -con una economía más expuesta a lo que ocurre en China- es la otra cara de la moneda de los miembros de la OCDE, ya que la revisión a la baja en una décima dejará el incremento de su producto interior bruto (PIB) en el 0,6% este ejercicio para ir al 1% en 2016 y al 0,5% en 2017.
Los autores del estudio hicieron notar que la transición de China de un modelo basado en las inversiones en infraestructura y en la manufactura a otro más asentado en el consumo y los servicios es, en gran medida, lo que está detrás del estancamiento e incluso declive del comercio mundial desde finales de 2014.
La subida del PIB chino será este ejercicio por primera vez desde comienzos de siglo inferior al 7% (en concreto del 6,8%) y esa ralentización debería acrecentarse en los dos ejercicios siguientes: 6,5% en 2016 y 6,2% en 2017.