LONDRES.- La mina de carbón subterránea de Kellingley, en el norte de Inglaterra, cierra hoy sus puertas tras cincuenta años de producción, con lo que se pone fin a este tipo de minería en el Reino Unido.
Los 450 mineros que trabajan en el pozo, situado en el condado de North Yorkshire, realizarán su último turno de trabajo, tras lo cual dejarán su empleo con una indemnización equivalente al sueldo de doce semanas.
"Es un día muy triste para el país y para el sector minero", ha declarado el secretario general del Sindicato Nacional de Mineros (NUM), Chris Kitchen.
El Consejo de Administración de UK Coal, propietaria de la mina y encargada de su desmantelamiento, reconoció que "este es un momento histórico, pero también un momento que tendrá un gran impacto en quienes trabajan en Kellingley y sus familias".
"Nosotros, como todos en el Reino Unido, tenemos un gran deuda de gratitud para aquellos que han ayudado a hacer funcionar este país durante décadas", señaló en un comunicado.
Kellingey comenzó su producción en 1965 y su cierre completa un proceso de clausura de dos años que ya se aplicó a otras minas subterráneas de carbón británicas.
A finales de la segunda Guerra Mundial, había en el Reino Unido casi un millar de minas que daban empleo a un millón de mineros, siendo el sector, en manos del Estado, uno de los principales motores económicos y laborales del país.
La histórica huelga de mineros de 1984, en la que participaron hasta 142.000 trabajadores a lo largo de todo un año, no impidió que la primera ministra conservadora Margaret Thatcher (1979-90) cerrara pozos y privatizara la industria, que en años posteriores se ha ido deteriorando por el descenso de la demanda e inquietudes medioambientales.