La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, saluda al nuevo ministro de Hacienda de Brasil, Nelson Barbosa.
EFE
BRASILIA.- El nuevo ministro de Hacienda de Brasil, Nelson Barbosa, asumió hoy el cargo en medio de la desconfianza del mercado financiero, que teme que ceda a eventuales presiones del Gobierno de Dilma Rousseff para abandonar la disciplina fiscal que intentó imponer su antecesor Joaquim Levy.
Poco antes de asumir formalmente, Barbosa participó en una teleconferencia con inversionistas de Brasil y el exterior, en la que reiteró lo dicho poco después de ser anunciado el viernes como nuevo jefe de Economía: que mantendrá la política fiscal de su antecesor, en busca del reequilibrio de las cuentas.
No obstante, el mercado reaccionó con nerviosismo: el dolar pasó la barrera de los cuatro reales, cotizado a 4,023 reales, y el índice Bovespa, principal indicador de la Bolsa de Valores de Sao Paulo, tuvo pérdidas de un 1,62 por ciento.
En declaraciones que recoge el portal "G1", del grupo Globo, el ex director del Banco Central Mario Mesquita vaticinó que la presión sobre los activos brasileños continuará hasta que haya una mayor certeza con respecto a las prioridades que tendrá la política económica de Barbosa.
Por su parte, analistas de mercado citados por el portal del diario "Folha de Sao Paulo" dijeron que el mayor temor del mercado es que Barbosa, quien comandaba el Ministerio de Planificación y está estrechamente vinculado a Rousseff, ceda, presionado por la presidenta, a aplicar políticas económicas y fiscales similares a las de su primer Gobierno.
Entre otras medidas que en opinión de los analistas son responsables de la penuria económica que azota hoy a Brasil están la elasticidad en las metas fiscales -con propensión a aumentar la deuda pública gastando más de lo que entra- y la exención fiscal a determinados sectores con el fin de preservar los empleos y promover las inversiones.
En sus declaraciones a los inversionistas, Barbosa dijo que mantendrá la meta de superávit primario para 2016 equivalente al 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
La definición de esta meta, precisamente, fue el origen de la salida de Levy, que proponía un superávit del 0,7 por ciento y además ya había sufrido varias derrotas en el seno del Gobierno, incluso a manos del propio Barbosa.
Barbosa también hizo hincapié, tal como lo hacía Levy, en la necesidad del Gobierno de reactivar el impuesto a las transacciones financieras, conocido como impuesto al cheque, que fue suspendido en 2007 durante el Gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva.
Asimismo, el nuevo ministro se comprometió a combatir la inflación, que según los últimos datos disponibles llegó al 10,71 por ciento entre enero y diciembre, lejos de la meta oficial del 4,5 por ciento, con margen de tolerancia de dos puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo.
Además de Barbosa, asumió hoy su anterior cartera, Planificación, Valdir Simao, quien se comprometió a continuar con el trabajo de optimización del uso de los recursos del Estado.