RIAD.- Arabia Saudita, el primer exportador mundial de petróleo, abandonó su tradicional papel de regulador para lanzarse a una encarnizada batalla por el control del mercado, pese al derrumbe de los precios del barril.
Riad ejerció toda su influencia para que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidiera en noviembre de 2014 mantener una oferta a todas luces excedentaria. La cotización del barril cayó desde entonces de US$ 110 a 30.
A causa de esa decisión, el reino perdió en dos años US$ 250.000 millones y en 2015 registró un déficit presupuestario récord, de US$ 98.000 millones. Otros países petroleros también se vieron tremendamente afectados por esa estrategia.
La idea era sacar del mercado a productores con métodos de extracción costosos -principalmente el petróleo de esquisto de Estados Unidos- y a obligar a Rusia, primer productor mundial de crudo (que no es miembro de la OPEP) y a Irán a reducir su producción.
Pero esa política no surtió en estos catorce meses todos los efectos esperados: los precios están en sus mínimos niveles en trece años, el mercado sigue inundado por la oferta y la guerra de precios no da tregua, sin visos inmediatos de solución.
"Los saudíes saben muy bien que si reducen la producción, el impacto no será muy grande en los precios porque otros productores como Irán, Irak o Rusia los reemplazarán", explica Jean-François Seznec, un especialista de la universidad estadounidense de Georgetown.
Por eso, quieren "que los productores sigan padeciendo hasta que acepten recortar la producción de forma concertada", agregó el experto, en declaraciones a la AFP.
Arabia Saudí, segundo productor mundial del carburante (por delante de Estados Unidos), invirtió estos últimos años miles de millones de dólares para acrecentar su capacidad de producción, hasta los 12,5 millones de barriles diarios (mbd).
Es además el único productor con capacidad de almacenamiento, lo cual le permite influir en las fluctuaciones de precios aumentando o disminuyendo su producción.
Su suelo contiene las segundas reservas mundiales de petróleo crudo (estimadas en 268.000 millones de barriles) y las quintas de gas (8,5 billones de metros cúbicos). Y su tecnología le permite producir petróleo a un costo muy bajo, de US$ 10 el barril, según la consultora privada Rystad Energy.