SANTIAGO.- Los consejeros del Banco Central votaron por unanimidad dejar estable la tasa de interés clave en enero, en medio de una débil actividad económica y una elevada inflación, reveló el viernes la minuta de su última reunión de política monetaria.
Los miembros del consejo decidieron dejar sin cambios la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 3,50% el pasado 14 de enero, aunque también evaluaron como opción válida subirla un cuarto de punto porcentual.
De acuerdo a la minuta de enero, en el plano externo, todos los consejeros coincidieron en que la principal novedad del mes era la mayor volatilidad que se observaba en los mercados financieros a partir de los eventos en China.
Destacaron que persistían dudas sobre la magnitud y forma del ajuste económico en ese país, la situación de su sistema financiero y la trayectoria del tipo de cambio.
Agregaron que todo ello había contribuido a una alta volatilidad financiera y a un deterioro adicional de los precios de las materias primas, incluido el cobre. Para Chile, esto se había traducido en presiones adicionales sobre el tipo de cambio.
En paralelo, se señaló que se habían dado nuevas y profundas caídas en los precios del petróleo y el cobre, así como flujos masivos de capitales hacia activos y mercados que se percibían como más seguros, lo que había beneficiado al dólar y diluido, por el momento, potenciales impactos de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) sobre las tasas de interés de largo plazo.
Al juicio de uno de los consejeros, todavía era muy temprano para emitir un veredicto respecto de la duración de estos cambios. Sin embargo, si ellos perduraban, tendrían un impacto severo sobre las cuentas fiscales y externas de muchos países exportadores de productos básicos. Esto podría devenir en un escenario más desfavorable para los países emergentes, y para Chile en particular.
En el plano interno, todos los consejeros concordaron en que las noticias conocidas se enmarcaban dentro del escenario del IPoM de diciembre.
Todo ello reafirmaba la necesidad de mantener una trayectoria pausada en la normalización de la política monetaria, lo que debería traducirse en una mantención de la TPM en esta oportunidad y cautela en los ajustes siguientes.