Foto tomada a principios de marzo en la provincia de Chachoengsao, Tailandia.
EFEBLOOMBERG.- La agricultora tailandesa Prapatpon Rungsatien y otros 49 vecinos se acomodan en una sala de clases para conversar sobre la economía del Sudeste de Asia.
Con lecciones que abarcan desde contabilidad hasta cría de gallinas, el Gobierno implentó un programa de capacitación para que los agricultores de arroz aprendan a producir otros productos, para así reducir una acumulación histórica del cereal y hacer frente a la peor sequía en 20 años.
Un anuncio al frente de la sala de clases en una villa del distrito de Sangkaburi, provincia de Chai Nat, lleva el logo de la junta gobernante y un cartel que muestra la imagen del rey Bhumibol Adulyadej que dice: "Use el agua prudentemente". Afuera, un canal de regadío enfrente del edificio está totalmente seco, al igual que las tierras de labranza cercanas.
"Con el problema de la sequía, esta gente va a sufrir", dijo el ministro de Finanzas, Apisak Tantivorawong, en una entrevista en Bangkok el martes. "Lo que intentamos hacer es inyectar cierta cantidad de dinero en este sector –intentamos ayudarlos y darles empleo– para enseñarles a sobrevivir en este difícil periodo", explicó.
La corriente de El Niño que provocó la sequía consumirá cerca de 84.000 millones de bahts (US$2.400 millones) de la economía y debilitará la demanda por bienes duraderos como vehículos, dispositivos eléctricos y maquinaria agrícola, según un informe de TMB Bank Pcl del 19 de febrero.
Las ganancias se replegaron en las empresas, desde fabricantes de electrodomésticos como Singer Thailand hasta el distribuidor de pesticidas Pato Chemical Industry.
La agricultura representa un 8% del PIB de Tailandia, dijo Apisak. La producción agrícola se contrajo de un 7% a un 8% en cada uno de los dos años pasados y la deuda de los agricultores a los ingresos agrícolas ronda el 100%, dijo Santitarn Sathirathai, economista de Credit Suisse en Singapur.
El regreso a la escuela pretendía entregar ideas frescas y nuevas estrategias de supervivencia a la agricultora Prapatpon para su campo que está a unos 190 kilómetros al norte de Bangkok. En cambio, ella dijo afirmó que "no puedo poner en práctica nada de esto".
Perteneciente a la cuarta generación de agricultores dedicados a producir arroz, Prapatpon cosechó tres cultivos anuales durante 15 años hasta que comenzó la sequía a fines del 2014.
Su última cosecha arrojó una décima parte del rendimiento habitual y fue, en gran proporción, consumida por las ratas. "Pensaba en cultivar frijoles verdes, pero no hay suficiente agua para eso. Mi tierra está seca y agrietada. ¿Cómo podría cultivar algo, si ni siquiera puedo sacar agua del suelo?", comentó.
Para Chaiyapoj Phak-on, un agricultor que se transformó en estudiante, los dos últimos años han sido un duro contraste con los vertiginosos días del programa del Gobierno anterior que inyectó ingresos para la compra de arroz, que él llamó "el mejor momento de mi vida".
Aunque él aún prefiere cultivar arroz, el hombre de 50 años dijo que la capacitación del Gobierno le ha dado aliento. "Hay otras formas de ganarse la vida. Hay esperanza", comentó.