NUEVA YORK/WASHINGTON.- ¿Qué tienen en común el aumento de la amenaza del terrorismo yihadista o la caída descontrolada de la economía china con la perspectiva de que Donald Trump llegue a la presidencia en Estados Unidos? Todos ellos son escenarios que The Economist alista en su "top ten" de los diez mayores riegos para la economía internacional.
Pero, ¿Qué es lo que hace a un eventual presidente Trump tan peligroso?
"En el caso de una victoria electoral de Trump, su actitud hostil con el libre comercio, especialmente frente a China y México, podría escalar rápidamente hasta convertirse en una guerra comercial", justifica el instituto de análisis The Economist Intelligence Unit (EIU), que pertenece a la publicación homónima, su advertencia contra el especulador inmobiliario que quiere ser presidente.
"¡Hagan de Estados Unidos otra vez un país grande!", reza el eslogan de campaña del precandidato republicano. Pero las ideas con las que quiere cumplir esa promesa podrían más bien arruinar a Estados Unidos, según los expertos, en lugar de dar nuevo brillo al país. Apenas pasa una aparición de Trump sin que haya flecha verbal envenenada hacia importantes socios comerciales de Washington.
Especialmente China se sitúa en el punto de mira de Trump. El balance comercial con Estados Unidos equivale "al mayor robo de la historia mundial", dijo recientemente.
Pero quien considere que los chinos han pedido algo sin pagar está equivocado. Más bien sería al contrario: el motivo del crónico déficit de la balanza comercial es que en estos momentos compra más en el extranjero de lo que exporta.
En el caso de China, ese agujero fue el año pasado de 366.000 millones de dólares. Pero Trump no culpa de ello a los consumidores y empresas estadounidenses por encargar bienes baratos a China, sino a los propios chinos, a quienes acusa de vivir por encima de sus posibilidades gracias al dumping de divisas y a subvenciones ilegales a las exportaciones.
En su primer día como presidente de Estados Unidos, Trump quiere estigmatizar a China como falsificador del curso de cambio y socio comercial injusto.
Además, quiere subir drásticamente las tasas aduaneras a las importaciones, dictar una línea de tolerancia cero contra el "robo" de propiedad intelectual estadounidense y aumentar la presencia militar frente a China. "Trump rompe con 200 años de ortodoxia económica", comentó el "New York Times".
Además del proteccionismo y de las declaraciones de guerra geopolíticas, alarman también los planes fiscales de Trump. El multimillonario promete descargar a la clase media y simplificar el sistema impositivo.
Una eventual administración Trump crearía de esa forma "un gran número" de puestos de trabajo para volver a hacer a la economía competitiva y capaz de crecer, sin que ello llevara a un aumento de la deuda estatal del país, que ya es demasiado alta, según su opinión.
Diversos analistas creen, sin embargo, que la bajada fiscal de Trump lastraría en gran medida los presupuestos estatales. De implementarse esos planes, el fisco estadounidense vería reducidos sus ingresos en 10.140 millones de dólares en los próximos diez años, señala un estudio del think tank Tax Foundation de Washington. Y para llenar ese bache presupuestario la deuda pública podría volver a escalar.
Pero el presupuesto estadounidense y sus problemas sigue siendo considerado en los mercados un factor de inseguridad. Cada vez que la economía mundial está al borde de su límite máximo y el gobierno se ve amenazado por el impago, los inversores se ponen nerviosos. Y poner a prueba la confianza de los inversores sería, en vista de la enorme necesidad financiera estadounidense, un gran atrevimiento.
Entonces, ¿quién se beneficiaría de la política de Trump? El Tax Policy Center de Washington señala que no las clases media, sino los superricos. "El 0,1% de los contribuyentes más ricos, con ingresos por encima de los US$3,7 millones en 2015, se ahorrarían a partir de 2017 una media de US$1,3 millones en impuestos", según el centro.