SANTIAGO.- Según el profesor Arnold Harberger, la injerencia de la Universidad de Chicago en las políticas económicas de Chile ha sido un proceso gradual que tuvo su primer hito durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, cuando se lanzó la experiencia de "metas de inflación", que hoy ganan terreno en el mundo.
Harberger, considerado el "padre de los Chicago Boys" que durante la dictadura introdujeron en Chile la economía de libre mercado, participó, junto al ex ministro de Hacienda Sergio De Castro, en un seminario organizado por el Centro de Alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la UC, al cumplirse el 60º aniversario del convenio entre esa institución y la Universidad de Chicago.
En la década de los 60, Harberger vino a Chile como economista principal de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), fundada en EE.UU. en 1961, consigna
"El Mercurio".
En ese período, el país tenía un tipo de cambio plano, seguido por devaluaciones y el tipo de cambio real se movía como "serrucho", cuenta Harberger. Había control sobre la tasa de interés; la inflación era muy superior a la tasa máxima de interés, y la inflación generaba déficits fiscales. Su diagnóstico fue que había que reducir esos déficits, no de golpe, tratando de saber cuál iba a ser el déficit al año siguiente, cuál sería la emisión, y tratar de ajustar las políticas de tasa de interés y de tipo de cambio para controlar la inflación.
En esa época tuvo que hablar con Sergio Molina, Carlos Massad y Edgardo Boeninger, concordando 100%, y la AID dio su apoyo. En tres años la inflación bajó desde 40% a menos de 20% anual y la economía creció 5% real en ese período. "Era el primer ejemplo de metas de inflación, pero ahora la mayoría de los países que persiguen metas de inflación no involucran la parte fiscal como en el caso chileno", dijo. Pero, agregó, fue un éxito transitorio porque, luego, otra ala de la DC ganó más potencia, subió el gasto, dejó de existir la disciplina fiscal y en las elecciones presidenciales de 1970 la inflación volvía a 40%.
La recuperación de la economía chilena vino después de 1973, cuando los "Chicago Boys" lograron introducir un programa conocido como "El Ladrillo", del que formó parte De Castro.
Mucho antes, a petición de los empresarios, en 1970 le habían presentado una propuesta a Jorge Alessandri con medidas como liberar el control de precios, reducir el déficit fiscal y bajar aranceles aduaneros. Los catalogaron de "locos", dijo De Castro. Fue a través de Roberto Kelly -quien era amigo del almirante Merino- y de Emilio Sanfuentes que la Junta de Gobierno adoptó el programa. Las copias mimeografiadas de las medidas propuestas pesaban mucho y de ahí que se le conoció como "El Ladrillo".
Harberger confiesa que, de su experiencia económica, una de las mejores cosas es que "distintos gobiernos de la Concertación, en lugar de derrumbar el edificio construido por las anteriores autoridades, lo adoptaron e hicieron más fuerte". Redujeron fuertemente los aranceles aduaneros y entraron en acuerdos de libre comercio con otros países. Sin embargo, advierte que en el último tiempo se ven intentos del Gobierno y de otras fuerzas políticas por tratar de sacar pedazos de ese conjunto.
A Harberger no le gusta hablar de un "modelo" económico porque implica algo fijo y sin fallas. Prefiere hablar de la metodología de "economía de bienestar aplicada", que es la medición de costos y beneficios tratando de que sea para la sociedad en su conjunto. Si una cosa no le gusta a alguien, que sugiera con qué reemplazarla y someter la solución a esa metodología.
De Castro hizo una fuerte crítica a las reformas que está impulsando el Gobierno de la Nueva Mayoría (NM): "La reforma tributaria ha sido bastante mala; la educacional, peor, y la laboral, trágica".