SANTIAGO.- El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) alcanzó en junio un nivel de 39,24 puntos, con un descenso de 2,48 puntos respecto del mes anterior, constituyéndose en el registro más bajo de los últimos siete años.
De este modo, la medición completa 27 meses consecutivos en terreno pesimista, señala
"El Mercurio".
El índice es realizado por la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas (ICARE), e incluye más de 300 encuestas en los sectores minería, construcción, comercio e industria. Los 50 puntos del indicador marcan el umbral de neutralidad, de pesimismo si el registro es inferior, y viceversa.
Con 19,59 puntos, la construcción presenta su peor resultado desde que, en 2003, se iniciara esta medición. En términos anualizados, todos los sectores anotan un nivel menor de confianza.
El indicador sectorial de minería alcanzó a 49,7 puntos, con una disminución de 15,5 puntos en doce meses. En la industria manufacturera llegó a 38,6 puntos, con una baja de 3,1 puntos, y en el caso del comercio, a 46,7 puntos, con una disminución de 0,2 puntos en doce meses.
Las presiones de salarios disminuyen respecto al mes anterior al igual que las presiones de costos. Las expectativas de la situación esperada de la empresa alcanzan a 43 puntos, mientras que la situación económica esperada del país se ubica en un nivel pesimista de 23,7 puntos.
Para el economista Raphael Bergoeing, miembro del Círculo de Finanzas y Negocios de Icare e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), si bien las expectativas de todos los sectores económicos están en un nivel pesimista, lo preocupante es lo que ocurre con la construcción. "La relevancia de este sector para el mercado laboral sugiere que durante los próximos meses se profundizará la desaceleración en la creación de empleo y en el crecimiento de los salarios reales", advierte.
De esta forma, vislumbra que lo más probable es que durante 2017 la demanda interna sea incluso menor a la actual.
Bergoeing asocia el entorno pesimista a la mayor incertidumbre y el negativo clima de negocios que generó el programa de reformas del Gobierno. Más allá de los objetivos, considera que ha sido "una agenda absurdamente ambiciosa, mal diseñada y peor implementada". Pese al tiempo transcurrido y sin estar completamente definida, en su opinión, esta agenda ha forzado la única respuesta razonable de parte del sector privado: "detener la inversión".
Alfonso Eyzaguirre, presidente de JP Morgan Chile, considera que "es más necesario que nunca que el Gobierno envíe las señales adecuadas para que los agentes económicos recuperen la confianza y el país regrese a una senda de crecimiento económico, potenciado por una inversión privada vigorosa y un consumo sano".
El académico de la UAI Francisco Parro plantea que es difícil creer en el discurso pro crecimiento que ha tratado de instaurar el Gobierno, ya que ve demasiada inconsistencia entre este y las reformas que impulsa la administración.
"Pareciera ser que el ministro Valdés es la única persona del Gobierno que está haciendo una lectura correcta del panorama de nuestra economía. Esto es preocupante, ya que, aunque así quisiéramos, no es él quien toma las decisiones finales. Es un buen ministro, y es necesario que sea escuchado con mayor atención por el equipo político del Gobierno", enfatiza Parro.