SANTIAGO.- "Mientras resista la banca inglesa, Inglaterra resistirá. Pero cuando caiga la banca inglesa, Inglaterra caerá". Aunque pareciera ser un discurso del ministro de Finanzas preocupado por la actual situación económica de Reino Unido, esta aseveración es parte del diálogo de Mary Poppins.
Y si una película de Disney estrenada en 1964 es capaz de graficar el poder que tienen los bancos para un país, no es raro entender el nerviosismo con el que hoy operan los mercados. Más aún, luego de que la Comisión Europea afirmara que el sector financiero será el más perjudicado con el Brexit.
Pero la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europa ha nublado un problema que representa el verdadero dolor de cabeza del sistema bancario europeao: el de Italia.
Es la cuarta economía más grande de Europa, tiene el cuarto mercado bancario más importante de la Eurozona y registra casi un tercio de los créditos que están en default o en cesación de pagos. Esto es US$400.000 millones, una quinta parte de su PIB.
Eso es lo que lo tiene en una profunda crisis bancaria –que tiene una larga data de ineficiente gestión, con mal comportamiento de cobros de créditos, sobredotación de trabajadores y sueldos excesivos-,
El gobierno de Mateo Renzi ha planeado inyectar millones de euros a las instituciones con problemas –una de ellas es el banco más antiguo del mundo, Banca Monte dei Paschi di Siena que ha perdido más de 40% en los últimos días en la bolsa.
Pero esto ha causado un problema con Bruselas y Alemania, porque las regulaciones de la unión europea lo impiden. La actual ley establece que los accionistas y acreedores de los bancos son los que deben asumir la deuda de las compañías antes que los Estados. Pero a diferencia de otros países, los bancos italianos están en manos de inversionistas minoritarios.
En medio de estas turbulencias, la Bolsa de Milán ha sido la que más ha caído durante todo este año, con casi un 20%, mientras que el sector bancario de Italia ha perdido casi un 30% desde la victoria del Brexit.
Aún así, el ministro de Economía italiano, Pier Carlo Padoan, está optimista. "Estamos en un periodo de volatilidad y el Brexit ha aumentado esta volatilidad (...) En esta situación tenemos que mirar a largo plazo. Continúo siendo optimista sobre los fundamentos de la economía real", dijo esta semana.