BEIJING.- La inflación de China se situó en junio en un 1,9 por ciento, una décima menos que el mes pasado, por lo que continúa en la senda de la moderación y da margen para que el Gobierno de ese país pueda llevar a cabo medidas de estímulo ante la desaceleración de la economía en el país.
Según las cifras publicadas hoy por el Buró Nacional de Estadísticas, el alza de precios en el índice de precios al consumo (IPC) de junio se situó en el 1,9 por ciento, por debajo del 2 por ciento registrado en mayo y de los tres meses anteriores, con subidas en torno al 2,3 por ciento.
De este modo, la subida se sitúa muy por debajo del máximo del 3 por ciento anual planteado por las autoridades comunistas como uno de sus objetivos macroeconómicos.
En total, el IPC ha aumentado una media del 2,1 por ciento en la primera mitad de 2016.
Yu Qiumei, economista del Buró Nacional de Estadísticas (NBS, en sus siglas en inglés) atribuyó la moderación de la inflación a la relajación de los precios de los alimentos, según publica la agencia oficial Xinhua.
De acuerdo al citado buró, los precios de los alimentos, el tabaco y el alcohol aumentaron un 3,7 por ciento interanual en junio, por debajo del 4,7 por ciento de mayo, recuperándose tras la alteración en los precios que suele provocar a comienzos de año la celebración del Año Nuevo Chino, la mayor festividad anual china.
Desde enero, las autoridades chinas calculan el IPC a través de una nueva base de datos que incluye más productos y servicios y reduce ligeramente el peso de los alimentos en su estimación, aunque tienen todavía gran influencia.
Por ejemplo, en mayo, el aumento del 33,6 por ciento del precio de la carne de cerdo, un bien que suele protagonizar grandes altibajos en el mercado chino -llegando el Gobierno en ocasiones a subsidiar la cría de cerdos para frenar la inflación-, fue dentro de los alimentos el principal factor inflacionario.
Por su parte, el índice de precios de producción, que mide el cambio de los valores de mercado al por mayor, bajó a un 2,6 por ciento (del -2,8 por ciento de mayo, y muy lejos del -3,4 por ciento de abril y el -4,3 por ciento de marzo).
La cifra de junio supone ya más de cuatro años de declive mensual constante de este índice (en total 52 meses), haciendo evidente el peso que la ralentización de la economía china y el exceso de capacidades de la industria (sobre todo la del carbón y el acero) tienen en los precios de producción.
De hecho, el Gobierno chino se ha propuesto este año un plan para combatir el exceso de capacidades, que implica, entre otras cosas, el despido de 1,8 millones de personas en los sectores del acero y el carbón, la principal fuente de energía de la potencia asiática.
De media, el índice de precios de producción (IPP) se ha precipitado hasta un 3,9 por ciento en los primeros seis meses del año.
Qiu Hongbin, economista jefe del banco británico HSBC, consideró que, si bien los precios de las materias primas continúan mejorando, "es muy poco probable que los precios industriales se recuperen de forma sustancial debido a que la demanda doméstica seguirá siendo débil", en declaraciones que recoge la agencia oficial Xinhua.
Por tanto, urgió a que se pongan en marcha medidas para recuperar la confianza del sector empresarial, ya que, dijo, "los riesgos de deflación aún están ahí".
Los economistas esperan que ante la baja presión inflacionaria, el Gobierno pueda llevar a cabo más medidas de estímulo económico para hacer frente a la ralentización del crecimiento de la segunda economía mundial.
Así, se prevé que Beijing anuncie a lo largo del año al menos un recorte de tipos de interés de 25 puntos básicos, ante el "bajón" del pasado año, cuando el país creció a su ritmo más bajo del último cuarto de siglo (6,9 por ciento).
China se ha propuesto este año lograr un crecimiento económico de entre un 6,5 y un 7 %, una meta flexible que Beijing espera que permita acometer las reformas estructurales que necesita el país.