Claudio Cortés, La Segunda
SANTIAGO.- El ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, expuso una serie de reparos sobre los cambios propuestos por el Gobierno para mejorar el sistema de pensiones.
Si bien valoró que hay varios temas puestos en la mesa para su discusión, señaló que "me preocupa los cinco puntos de aumento de cotización que es un enorme impuesto a la planilla laboral. Esto va a golpear a las empresas que están tratando de adaptarse a la reforma tributaria y para qué decir a la reforma laboral".
Larraín expuso que según un estudio preliminar de Clapes, centro que preside, el costo para las empresas en régimen sobre este aumento del alza en la situación tendrá un costo para las empresas de US$2.600 millones adicionales (anuales). A su juicio, esa cifra "que van a pagar fundamentalmente las pymes de este país es una preocupación... Esto es un impuesto con todas sus letras", dijo.
Asimismo, dijo que estos cambios no se hacen cargo de la clase media porque el monto que se recaude con este mayor aporte "hasta donde sabemos va a un fondo solidario, se hace cargo de las pensiones más básicas".
En esa línea, dijo que hay mejores ideas como,por ejemplo, que los recursos al fondo solidario se pueden utilizar más la recaudación fiscal general tributaria y no por un impuesto al trabajo.
Otra de las aprensiones del ex secretario de Estado es sobre la AFP estatal: "Donde se compite por el stock de afiliados, si es que esto va a ocurrir, y eso puede terminar en un monopolio, donde se puede llevar todo la entidad estatal, rompiendo comisiones quedándonos con un solo administrador".
"Queremos tener mejores pensiones, esto no es un problema exclusivo de Chile, ni siquiera con el sistema en particular, sino que tiene que ver con hechos muy claros: la gente está viviendo más, se está trabajando lo mismo".
Por último, Larraín aseguró que "no podemos hacer políticas públicas para la calle, y eso es una cosa que me preocupa, este es un tema que no estaba hasta que salió la gente a la calle. Tenemos que tener una mirada un poco más a largo plazo y no mirar cuánta gente salió a marchar, sin duda, hay que considerar las opiniones de las personas, pero no hay que gobernar para la calle".
