SANTIAGO.- El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), que elaboran Icare y la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), anotó 40,18 puntos en el octavo mes del año. Este resultado implica un leve repunte de 0,68 unidades, frente al mes inmediatamente anterior (julio, cuando marcó 39,50 puntos), y también en comparación con el mismo mes del año pasado (agosto de 2015, en que se situó en 39,66 unidades).
Pese a lo anterior, la confianza empresarial acumula -desde abril de 2014- 29 meses consecutivos en terreno negativo, esto es, bajo el umbral de neutralidad de 50 puntos, según consigna
"El Mercurio".
Este período coincide con el inicio del gobierno de la Nueva Mayoría y es la peor racha de pesimismo empresarial desde la creación de este indicador, en noviembre de 2003, sólo comparable con el desplome registrado en 2008-2009 por la crisis financiera internacional.
Hay "un problema de confianza importante, que impide reactivar la inversión y poner a Chile nuevamente en niveles de crecimiento acordes a lo que corresponde a una economía emergente, que tiene urgencia por crear valor para mejorar la calidad de vida de los que más necesitan", afirmó Guillermo Tagle, presidente de IM Trust.
Las expectativas empresariales de tres de los cuatro sectores económicos que considera esta medición -comercio, construcción e industria- se encuentran en zona pesimista, bajo los 50 puntos.
Construcción es el rubro más golpeado, con solo 20,25 unidades, "lo cual es consistente con la desaceleración que ha ocurrido en 2016, luego de que el año anterior tuviésemos un período de especial actividad, producto de los cambios generados por la reforma tributaria", comentó Tagle.
Minería es la única excepción, con apenas 50,95 puntos, levemente por encima del umbral de neutralidad, aunque la confianza en esta última actividad cayó respecto del mes anterior y también en 12 meses.
Prevén impacto en empleo y salarios
En opinión de Francisco Parro, economista y académico de la Escuela de Negocios de la UAI, el panorama deprimido y comportamiento errático de los sectores en el índice sigue siendo producto de la coyuntura política y económica.
"En un principio, fueron las malas reformas lo que empujó las expectativas de los empresarios hacia el pesimismo. Hoy es la inercia del Gobierno lo que tiene a la confianza de los agentes entrampada en la zona roja", dijo.
Parro -doctorado en Chicago y ex asesor de Hacienda- subrayó que, para salir de esta confusión, La Moneda y quienes construyeron el programa de la Nueva Mayoría "deben reconocer de una vez por todas que el intentar derribar los cimientos del modelo de libre mercado fue un error".
Guillermo Tagle, past president de Icare, sostuvo que cuando las tasas de crecimiento empezaron a manifestar una desaceleración relevante, hacia fines de 2013 e inicios de 2014, hubo mucha discusión y debate respecto de cuánto de ello era provocado por factores externos y cuánto era autoinfligido por los planes de reformas estructurales. "Hoy tenemos bastante claridad en la materia: la disminución en el dinamismo de inversión tiene, en un componente relevante, su origen en las incertidumbres domésticas que se han provocado", subrayó.
Tagle advirtió, además, que es predecible que haya un efecto en el empleo y los salarios. Hizo ver que la última cifra de desempleo publicada por el INE (7,1%, lo que no se observaba desde 2011) es una manifestación de las consecuencias que la caída en la inversión termina por provocar.
"Urge cambiar la tendencia de este indicador (IMCE), porque cuando el pesimismo llega al mercado del trabajo, son los más vulnerables los que empiezan a sufrir más, los primeros que quedan sin trabajo son aquellos a los que más les cuesta recuperarlo, a los que más les cuesta ahorrar", agregó.
Concluyó que "Chile ha salido adelante en varias ocasiones, en circunstancias más complejas que las actuales, con unidad, con capacidad de trabajo y de construcción de ideales comunes".