SANTIAGO.- La primera potencia de Europa, Alemania, se prepara para este domingo 24 de septiembre, en donde 61 millones de ciudadanos habilitados escogerán a los líderes que gobernarán el país por los próximos cuatro años.
Así, además de tener que elegir a los 630 diputados del Bundestag (Parlamento), los alemanes decidirán quién será el nuevo Canciller y, para el cargo, hay dos notorios favoritos: la carta de la Unidad Demócrata Cristiana (CDU), Angela Merkel, y la opción del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz.
Mientras la OCDE ha revisado al alza esta semana su previsión de crecimiento económico para Alemania, estimando un 2,2% para 2017, dos décimas más que en su última evaluación, y un 2,1% para 2018, los candidatos al Gobierno han apelado a propuestas económicas para lograr una mayor adhesión y seguir posicionando al país como el motor de la zona euro.
Las propuestas
El asunto económico que más atención ha captado durante esta campaña han sido las promesas de bajar los impuestos. De hecho, Tanto Schulz como Merkel prometen una reducción de 15.000 millones de euros anuales en el impuesto sobre la renta y la eliminación del impuesto de solidaridad.
Lo anterior, el candidato de la CDU planea hacerlo de la mano a un aumento impositivo para las rentas más altas.
En cuanto a la familia, Schultz apuesta por una ayuda extra de 150 euros mensuales durante dos años a los padres que trabajen a tiempo parcial para cuidar a sus hijos.
Merkel, en cambio, aumentaría el subsidio familiar por hijo de 192 hasta 217 euros y la reducción de la base imponible por hijo de 7.356 euros hasta 8.820 euros. También promete a las familias que compren una vivienda por primera vez un subsidio de 1.200 euros anuales por cada hijo durante 10 años.
Ambos candidatos pretenden incrementar el presupuesto para educación e investigación hasta el 3,5% del PIB para 2025
Merkel y Schulz
Schulz, promete una educación gratuita desde el jardín de infancia hasta la universidad y un aumento de las inversiones en la ampliación de escuelas con horario completo y servicio de comedor.
Además, al igual que Merkel, pretende incrementar el presupuesto para la educación y la investigación hasta el 3,5% del PIB para el año 2025.
La actual Canciller propone, en concreto, alcanzar para 2025 el pleno empleo, habilitar una ley de inmigración para que a Alemania lleguen talentos, reforzar la expulsión de extranjeros ilegales y aumentar la seguridad de las fronteras, ingresar más miembros a la policía y ejército y reducir 15.000 millones de euros en impuestos.
El ex presidente del Parlamento Europeo, por su parte, promete conseguir una mayor equidad social y pleno empleo, impulsar el matrimonio igualitario, crear una política humanitaria para refugiados y conseguir la educación gratuita en todos los niveles.
Cabe destacar que según sondeos preliminares, si hubiera una elección directa, el 52% de los votantes optarían por Merkel como canciller y el 26% por Schulz.
Los 12 años de Merkel
Durante su campaña, la actual Canciller ha hecho alusión constante a los logros económicos logrados por sus tres administraciones en los últimos 12 años, con lo que busca conseguir el mayor porcentaje de votos y así un cuarto mandato.
Cuando Merkel llegó al Gobierno en 2005, Alemania tenía cerca de un 15% de desempleo, su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, el PIB estaba estancado y el país llevaba tres años incumpliendo el Pacto de Estabilidad, con un déficit fiscal por sobre el 3%.
Hoy, Alemania es el motor de Europa, lleva años creando empleo sin descanso. La tasa de desempleo se encuentra en un 3,8% en la actualidad y sondeos de opinión destacan que el 88% de los trabajadores está satisfecho o muy satisfecho con su trabajo.
El superávit comercial alcanza los 280.000 millones de euros al año. Las exportaciones representan un 46% del PIB y la deuda pública se encuentra en el mismo nivel que en 2005.
La masiva llegada de refugiados a Europa fue otro de los puntos donde Angela Merkel ha destacado, en Bruselas ha defendido el sistema de acogida y cuotas de inmigrantes, posición que ha sido criticada por mandatarios europeos y contestada políticamente desde dentro de su propio partido.