SANTIAGO.- La industria del retail en Chile
es una de las más grandes, rentables y exitosas del país. De hecho, según el ranking Forbes, Falabella y Paris se ubican en los primeros lugares de las empresas con mayores ganancias.
Esta realidad fue la que sedujo a Cotton USA, una ONG estadounidense que promueve el algodón americano y que apoya a las empresas de la cadena textil -hilanderos, textileros y marcas manufactureras- para promover en Chile la campaña "The Cotton The World Trusts" (El algodón en el que el mundo confía) para entregar información y apoyo a la industria del retail y la moda.
"Llegamos a Chile por el tamaño del retail, son dos empresas que se están expandiendo permanentemente y tienen un valor de mercado grande (US$21,3 mil millones y US$9 mil millones, respectivamente). Puede que a nivel global están bajo los lugares 500, pero para la economía sudamericana son unos jugadores muy importantes", explica Yulisa Valenzuela, gerente de marketing de la firma para la Región Andina.
No obstante, no es la primera vez que vienen al país: "estas visitas las hacemos hace 10 años, el tamaño y la experiencia del retail son atractivas para nosotros porque podemos conectar sus puntos de abastecimiento en Asia con las empresas que producen fibras en EE.UU. y luego que lleguen las prendas a sus tiendas", dijo.
15%de la producción mundial de algodón corresponde a Cotton USA
La organización, que reúne a 18 mil fincas de la parte sur del país, desde Carolina del Norte y Sur pasando por Louisiana, Texas y hasta California, se rige por las regulaciones del Ministerio de Agricultura y la ley de fincas, por lo que reciben fondos del Gobierno para esta promoción.
"Los que cultivan algodón son los dueños de las tierras, son generaciones de campesinos cultivadores que las están heredando. A ellos les interesa seguir el negocio y cuidar la tierra porque de esos viven sus familias", comentó la ejecutiva.
Es por ello que un productor y presidente del Comité, Ted Schneider, consideró seis objetivos específicos para 2025 en cuanto a sustentabilidad: reducir 13% la cantidad de tierra necesaria para producir una libra (0,45 kg) de fibra de algodón; reducir la pérdida de suelo en 50% en equilibrio con las nuevas formaciones de suelo; incrementar la eficiencia en el uso de agua en 18%; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 39%; incrementar el carbono en suelos de los campos en 30%; y reducir la energía para producir semillas de algodón e hilaza desmotada un 15%.
La producción "puede contaminar en la medida en que se pongan agentes en mayor cantidad de lo que debe ser, puede contaminar si no se sabe arar la tierra. Lo que nosotros estamos haciendo es sembrar en la misma tierra con un mayor rendimiento para no llegar a utilizar tierras que se usan para alimentos y poner el fertilizante donde debe ser para no desgastarlas", señaló la colombiana.
Con respecto a la campaña, instó a que los chilenos lean las etiquetas de la ropa. "El llamado es que así como leemos lo que comemos o las cervezas para saber si es de cebada, alemana o belga, leamos las prendas porque esta categoría habla (...) yo sé que la calidad es una palabra difícil para las nuevas generaciones, pero si queremos que la prenda dure la forma de cuidarla y de entender cómo se cuida es la etiqueta esa lectura puede ahorrarme mucho dinero", apuntó.
El antes y el después
El país norteamericano produce unas 35 millones de toneladas anuales, exportadas a 36 naciones. Si bien hay mercados más grandes como el chino e indio, es el mayor exportador del mundo con el 95% de su producción, por lo que ha generado US$8.000 millones en negocios.
Durante la época de la esclavitud en Estados Unidos la mayoría de los prisioneros se dedicaban en el campo a la extracción manual de algodón. Actualmente, la situación es diferente.
"Es una historia pasada y por eso ahora el recojo de algodón en el campo es totalmente a máquina, no hay personas que se dediquen a horas extenuantes bajo el sol a recoger", dijo.
"Se crean historias alrededor que fueron ciertas pero ya desde hace mucho tiempo que los que practican las labores son los dueños de las fincas y no tercerizan las actividades, sí se usa mucha mano de obra en lo que es la clasificación dentro de un laboratorio hay personas que están comparando la longitud de la fibra, los colores, pero no en el recojo", añadió.