SANTIAGO.- Cuando llegó el 2017, las criptomonedas ya existían hace más de siete años, pero el catapultado ascenso de Bitcoin hizo que el valor de otras divisas digitales se viera arrastrado al alza con él. Una de ellas, Dogecoin: una cripto que sólo pretendía ser una broma.
Fueron Billy Markus, un antiguo ingeniero de IBM, y Jackson Palmer, product manager de Adobe Systems en Sydeny, quienes decidieron -a fines de 2013- crear una criptomoneda con el ícono de un famoso "meme" para mostrar lo absurdas que eran las nuevas divisas de internet.
Así, usaron la cara de un famoso perro de raza Shiba Inu, conocido en internet como "doge", y que se utiliza de manera humorística para expresar sentimientos de admiración en conjunto a frases mal construidas.
US$790 millones tiene Dogecoin de capitalización de mercado
Pero el propósito inicial de Markus y Palmer se salió de control y fue mucho más allá de las risas. Sucedió que, gracias a la difusión que tuvo la criptomoneda especialmente a través de la red social Reddit, el valor de ella (US$0,00026 en ese momento) se multiplicó por 300 en sólo 15 días.
Desde entonces, Dogecoin ha ido en constante ascenso y hoy, tras importantes subidas a fines de 2017 y comienzos de 2018, se ubica en el puesto número 40 de las criptomonedas con mayor capitalización de mercado: US$790 millones, según información de Coinmarketcap.
Además, su valor por unidad roza los US$0,007, un 2.700% más que en 2013 y, según el medio español El Mundo, se estima que las personas realizan unas 40.000 transacciones diarias con Dogecoins.
¿Por qué Dogecoin ha tenido tanto éxito?
Cristian Barría, director del Magíster en Seguridad de la Información de la Universidad Mayor, comentó a Emol que "hoy, si se quiere, se puede juntar un grupo de personas y crear una criptomoneda sin problema".
"Sólo se necesitan tener unos algoritmos matemáticos que están disponibles en la red y que son en los que se basan las divisas digitales". Sin embargo, recalcó que para que una cripto tenga éxito es necesario que las personas confíen en ella y "allí entramos en un mundo donde se cruza lo informático con lo comercial".
"Creo que es relativamente seguro etiquetar el mercado actual como una burbuja, aunque es difícil predecir cuánto se inflará y por cuánto tiempo antes de que estalle irremediablemente"
Jackson Palmer
En ese sentido, Barría se refirió a lo que, según su parecer, logró que Dogecoin triunfara entre el público: contribuir a causas deportivas y de caridad. "Sí, partió como una broma, pero empezaron a ayudar a causas sociales y la gente comenzó a comprarla para ayudar, pero también porque había cercanía con el tema del perro meme", explicó e hizo una comparación con el éxito de la chilena Chaucha en el país debido especialmente a su nombre.
"Estos amigos, sin quererlo, 'le dieron con el palo al gato', tuvieron un golpe de suerte. Es como que nosotros digamos que haremos una criptomoneda con la cara del Zafrada y la ocupemos para una campaña de una fundación... probablemente también habrían personas que partirían comprando en juego, pero después, si muchos compran, la confianza sube y así también el valor", dijo en modo de comparación el experto.
Los reparos de sus creadores
Sin embargo, pese a la "buena noticia" que podría significar para sus creadores el éxito de Dogecoin, uno de ellos, Palmer, lo ocupa para ser implacable con las criptomonedas en su conjunto.
"Creo que dice mucho del espacio de las criptomonedas que una moneda con un perro dibujado que no ha sido actualizada en más de dos años supere los US$1.000 millones de valoración", dijo a través de su Twitter cuando Dogecoin alcanzó dicha cifra a comienzos de mes.
Luego sentenció: "Creo que es relativamente seguro etiquetar el mercado actual como una burbuja, aunque es difícil predecir cuánto se inflará y por cuánto tiempo antes de que estalle irremediablemente".
"Mi única esperanza es que cuando suceda y la gente pierda grandes sumas de dinero, la negatividad en el mercado no sofoque la innovación tecnológica o el interés en la moneda digital de la corriente principal", concluyó el creador de la moneda cuya finalidad estuvo muy lejos, o muy cerca, de alcanzarse, depende de cómo se le mire.
