SANTIAGO.- Los intentos por aumentar la inversión en ciencia, tecnología e investigación (CTI) no son algo nuevo para el Gobierno. De hecho, aunque el presupuesto del Ejecutivo ha aumentado en un 97% para estos ítems entre 2008 y 2017, el gasto en relación al PIB se ha mantenido prácticamente plano en los últimos cuatro años: en torno al 0,36%.
La cifra, según datos de la Dirección de Presupuestos (Dipres), se encuentra muy lejana al 2,4% promedio que destinan el resto de los países de la OCDE y, además, en el último lugar del ranking de dichas naciones.
Sin embargo, más allá del sector público, es el mundo privado el que, según la Dipres, se encuentra más al debe con la inversión en I+D. Es más, según un estudio del organismo publicado la semana pasada, la principal razón de por qué las empresas no estarían aumentando sus gastos en dicha materia, es la falta de incentivos.
Los incentivos para el mundo privado
En esa línea, Carlos Acuña, investigador de Clapes UC, comentó a Emol que "nuestra legislación ya contempla algunos incentivos, específicamente de carácter tributario que igual son considerables".
Sin embargo, y apuntando que el incentivo no ha sido suficiente, Acuña resaltó que uno de los ejes centrales de la materia debería modificarse: las condiciones de financiamiento. En ese sentido, explicó que "se ha generado una especie de círculo vicioso, donde los privados no invierten en proyectos porque son muy riesgosos, pero como no invierten no hay más I+D y así no se puede aumentar la inversión".
Es por lo anterior, que "hay que replantearnos cómo se financian estos proyectos que son más riesgosos, que además se demoran muchos años en generar retorno para la empresa y entonces son complejos y no muy atractivos en el corto plazo". Así, formaciones de asociaciones público-privadas o con universidades, podría darle mayor respaldo a proyectos de innovación, según Acuña.
Para Joseph Ramos, presidente de la Comisión Nacional de Productividad, una buena alternativa sería que las grandes empresas se auto impusieran un impuesto para reinvertir sus ganancias en I+D. En ese sentido, "los que más tienen que hacer innovación y desarrollo, en mi opinión y paradójicamente, son las empresa que están en la frontera tecnológica".
"En Chile existe una creencia de que los proyectos de I+D deben revolucionar la tecnología mundial, deben ser como un nuevo Facebook o algo que nunca antes nadie hizo, cuando no necesariamente debe ser así (...) la idea es sólo que sean un puente para que las empresas sean más productivas y alcancen sus objetivos"
Fernando Sánchez
Así, se refirió de forma puntual a "las empresas de punta del país: las mineras, las forestales, las pesqueras y las de agricultura" y advirtió que "no sé si un incentivo tributario es suficiente para que ellas aumenten sus gastos en esta materia".
Por su parte, para Fernando Sánchez, investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD, "una forma de incentivar más la inversión sería avanzar mucho más en incentivos para financiar proyectos de menor costo y tamaño".
Respecto a la inversión privada, recalcó que "si se quiere avanzar de gran manera en temas de innovación, hay que impulsar también proyectos chicos que vean resultados en poco tiempo y puedan recuperar la inversión en dos años". Ello porque "uno de los grandes obstáculos que las empresas ven es el tema de los costos".
¿Por qué las empresas invierten poco en I+D?
"A nuestro juicio, el empresario chileno considera la maquinaria importada como una 'caja negra con enchufe'", señaló Patricio Meller en un informe del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID) publicado el año pasado.
Así, el ex director de Codelco y actual presidente de Fundación Chile explicó: "Lo único que le interesa (al empresario chileno) para producir es enchufar la máquina. En cambio, en Corea del Sur hay interés y preocupación por entender cómo funciona la maquinaria. Para esto, desarman 'la caja negra' y la vuelven a armar".
"Esto es lo que se denomina ingeniería reversa, lo cual permite generar un proceso de aprendizaje tecnológico y el comienzo de la adquisición del 'know how' sobre cómo se hace innovación". En cambio, "el empresario chileno es un usuario pasivo de la tecnología. No cree necesario incurrir en costos asociados al aprendizaje del 'know how' tecnológico moderno", dijo el consejero del CNID
¿Aumentar el incentivo tributario?
Actualmente, gracias a la Ley de Incentivo Tributario impulsada por la Corfo, las empresas pueden rebajar vía impuestos de primera categoría, el 35% de los recursos destinados a actividades de investigación y desarrollo.
$664.730 millones en total se destinaron a proyectos de I+D en el país en 2017
Es decir que se establece un beneficio tributario que consiste en una devolución de un 35% de los gastos realizados en Investigación o Desarrollo (I+D). Así, el 65% no cubierto por este beneficio es aceptado como gasto -independientemente del giro de la empresa- disminuyendo la base imponible y el impuesto a la renta, por lo que el ahorro total es mayor a un 50%.
Consultado por Emol sobre si aumentaría la cifra de este beneficio, Acuña de Clapes UC advirtió que "considero que es satisfactorio por ahora. Me daría un poco de susto que se aumentara el beneficio tributario dada la deteriorada situación fiscal. Recordemos que el déficit fiscal efectivo en Chile fue de un 2,8% en 2017 que es el más grande que hemos tenido desde la crisis subprime".