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Pelear por la sustentabilidad: Cómo innova la viña Chateau Potrero Seco para reducir el impacto de los cultivos en el medioambiente

En esta vid de tradición italiana, trabajada por los propios integrantes de la familia Vercellino, se opta por métodos naturales para evitar químicos contra plagas. Además, las parras se amarran con totoras en vez de plástico y se reduce al máximo el consumo de electricidad.

06 de Mayo de 2018 | 19:36 | Por Leonardo Núñez, Emol
SANTIAGO.- Informes de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estiman que el 33% de la tierra del planeta está altamente degradada, mientras que otro 44% lo está moderadamente. La erosión, la salinización, la compactación y la contaminación química de los suelos son los responsables.

Para reducir este impacto, gigantes de la industria alimentaria mundial y de Chile, se han volcado a la producción de cultivos sustentables. Para empresas agrícolas de gran tamaño, con recursos ilimitados, invertir en ello es factible y rentable.

33% de la tierra del planeta está altamente degradada, mientras que otro 44% lo está moderadamente
Sin embargo, no son las únicas. Muchas familias que trabajan directamente sus campos realizan desafiantes e innovadores esfuerzos, pese a los costos, para salvaguardar el medioambiente.

Es el caso de la familia Vercellino, que se ha autoimpuesto el objetivo de reducir al máximo el daño a la tierra en cada proceso de la producción de sus vinos Chateau Potrero Seco.

Cuidar el equilibrio del ecosistema

Jorge Chermac, director comercial de este viñedo ubicado en el Valle del Maipo, recibió a Emol para explicar cómo es el proceso de producir vinos Premium, cuidar el ecosistema y pelearle en buena lid a las grandes viñas que dominan el mercado de los mostos de alta gama.

Es domingo y antes de las 10:00 de la mañana, ya se pasea por el campo familiar ubicado en Talagante. En medio de pequeñas hojas de parra que brillan por la irrupción del sol, cuenta que junto a su esposa, Pía Vercellino, y su suegro, Nildo , han tenido una semana ajetreada.

"Entre ir a ferias, vender directamente a domicilio nuestros vinos, y participar de la vendimia -donde también aporta separando los granos de uva Giorgio, de 5 años, el único hijo y nieto de la familia-, queda poco tiempo", dice Chermac, a la vez que explica apasionadamente los detalles mínimos que pueden hacer una gran diferencia a la hora de cultivar y producir vinos sustentables que no aumenten el desequilibrio del ecosistema.

Lo primero que destaca es el uso de totoras para las amarras de la las parras. "La totora se planta en invierno y se espera por su secado en verano. De esta forma no se usan amarras de plástico, que no son biodegradables y provocan mucho daño".


Sin pesticidas

A esto suman que la cosecha y la selección de racimos, se realizan de forma manual, con personas de planta que han sido capacitadas en el proceso. "El objetivo es disminuir la contaminación por el uso de máquinas cosechadoras", explica Chermac.

Además, los estanques fermentadores para la uva son ecológicos, ya que utilizan como energía el CO2 liberado por la fermentación alcohólica para realizar los remontajes y así no requerir de uso de energía eléctrica.


Con el mismo objetivo de no consumir energía, la bodega donde se fermenta la uva y se guardan las botellas y barricas con el vino, está cubierta exteriormente por una capa de enredaderas (como se aprecia en la foto) que otorgan una temperatura interior óptima; mientras que los residuos de la vendimia y la vinificación son tratados en una piscina bio-ecológica, ubicada dentro del campo que desarrolló la Fundación Chile.

Otra innovación es la forma en que combaten la plaga de la lobesia, conocida como polilla de la vid, desde que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) mandató a realizar inversiones para eliminarla. Para evitar el uso de pesticidas, en los cultivos de los Vercellino se optó por un método natural.

"Aplicamos unos confusores sexuales, que son una especie de alambres de color naranja con feromonas que están instalados en los cuarteles de las parras. Eso impide su reproducción. Es más caro, pero podemos financiarlo en parte por el programa 1 + 1 del SAG, donde nosotros compramos uno y el SAG financia el segundo", explica Chermac.



La próxima meta es instalar paneles fotovoltaicos en la viña para seguir reduciendo el consumo energético y el daño al planeta.

"No nos van a pagar más lucas por esto, aunque sería extraordinario si fuera así. Pero los hacemos de esta manera porque es una convicción familiar, queremos hacer vinos gratos de beber y no dañar el medioambiente", dice entre risas Chermac, antes de volver al trabajo en el campo.
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