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Enóloga de Emiliana hace balance de la vendimia y aborda el invisibilizado rol de la mujer en la producción de vinos

El cierre de las cosechas de este año coincidió con el debate nacional por las demandas femeninas, que reclaman igualdad de trato y de derecho en distintos ámbitos sociales y laborales, del que no escapa el rubro vitivinícola. De todo ello conversó con Emol Noelia Orts, quien está a cargo de la viña orgánica más grande del planeta.

10 de Junio de 2018 | 21:11 | Por Leonardo Núñez, Emol
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Viña Emiliana
SANTIAGO.- El cierre de las vendimias en el valle central de Chile es el momento ideal para hacer un balance sobre este proceso clave que marcará el tono de la producción 2018.

El período de cosechas de este año además coincidió con el debate nacional por las demandas femeninas, que a punta de movilizaciones reclaman igualdad de trato y de derecho en distintos ámbitos sociales y laborales, del que no escapa el rubro vitivinícola.

Y qué mejor que abordar ambos temas con la española Noelia Orts, enóloga de Emiliana, la viña orgánica más grande del planeta en cuanto a ventas y extensión (con 850 hectáreas productivas). Esta experta en el arte de producir mostos, formada en Valencia y con experiencia en viñedos de España, Francia, Holanda, Nueva Zelanda y ahora en Chile, se empieza a situar en el mapa de reconocidas enólogas jóvenes, camino que han marcado previamente la argentina Susana Balbo y la también española Yolanda García.

"Lapostolle, Miraflores Del Maipo, Cono Sur, Viña Nativa, Sol y Viento y Los Boldos también destacan como viñas orgánicas en Chile"

Oficina de Estudios y Políticas Agrarias
Después de visitar los viñedos de Colchagua durante la mañana, Orts recibió a Emol en las oficinas de Emiliana en Avenida Tajamar (Providencia). Parte la conversación haciendo un balance positivo de la vendimia 2018.

"Los últimos dos años había sido bastante duros. El 2016 tuvimos muchísima lluvia en periodo de vendimia. Esto baja la calidad de la uva porque fomenta el crecimiento de hongos. Y en 2017 hizo muchísimo calor, y eso implica que al final (del proceso) tienes poco rendimiento, pocos kilos por planta, y con grados alcohólicos más altos. También tuvimos que adelantar la cosecha".

Sin embargo, agrega que este año fue muy distinto: "Mirando todo el ciclo vegetativo, que ayuda a determinar cómo va a ser la calidad del vino, no sólo la etapa de la cosecha, la primavera fue fresca, hubo una buena cuaja, se formaron todas las vallitas; y luego el verano no fue tan caliente como otros años anteriores, entonces la madurez fue más lenta. Cuando esto ocurre obtienes azucares y aromas frutales óptimos, con un vino que no sentirás muy plano en boca. Por todo esto, será un muy buen año para los viñedos de Emiliana y del país".

Vinos orgánicos


En cuanto a la aceptación de los vinos orgánicos en Chile y el mundo, que siguen sumando adeptos, Orts explica: "Ser una viña orgánica implica que no usas ningún producto químico de síntesis en el control de plagas o enfermedades, ni para fertilizar el viñedo. Nosotros hacemos control biológico de las plagas: fertilizamos con compos y con cuoteo de cobertera, que son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico e incorporarlo a la tierra. Esas son las diferencias más grandes que podrías encontrar con las producciones de viñas convencionales. Emiliana partió en 1997, cuando nadie pensaba en agricultura orgánica".

En ese sentido, sostiene que "hoy en día, después de todos los escándalos alimentarios que ha habido, por ejemplo con el caso de vacas locas o pollos con dioxina, la gente se cuestiona de manera más consciente qué es lo que sucede durante la producción de lo que está comiendo. Sabe de los desastres medioambientales a raíz de esto, y tanto en Chile, como en China o Europa, dice 'yo quiero tomar un vino que no tenga ningún rastro ni traza de producto químico'".

Sobre las cifras de Emiliana, recuerda que se exporta el 90% del millón de cajas anuales. "De 65 países adónde llegamos, los principales son Canadá, Estados Unidos, y en Latinoamérica está Brasil empujando bien fuerte. En Europa destacan los países nórdicos, Holanda y en Asia, China, por supuesto".

Del 10% que se queda en Chile, uno de los favoritos de los consumidores es Coyam. "Pese a su precio de 14 mil pesos, la gente lo compra porque es un vino de muy buena calidad. Lo mismo corre para el resto del mundo. Se adquiere porque es un buen producto. El importador puede estar curioso de contar con un vino orgánico en su góndola. Pero la importancia de la calidad es fundamental, no sólo se compra porque es orgánico".

El futuro del vino y el rol de la mujer


Sin dudar, Orts coincide en la necesidad de que Chile potencia los cultivos orgánicos, no sólo en el vino. "Que mejor promoción internacional que decir que produces vinos de forma limpia, que no contaminan, que fermentas preocupado de la salud de las personas. Y Chile tiene unas condiciones idóneas para hacer esta agricultura orgánica por todas estas barreras naturales que tenemos. Es un aporte, da un valor pensar Chile como un país orgánico. Sería fantástico que hubiera más incentivos por parte del gobierno para que otras áreas de la agricultura se sumen".
Dada su experiencia en viñas de distintas partes del mundo, Orts recuerda que "en Europa es muy importante este concepto. Por ejemplo, se dice que España es la huerta orgánica de Alemania y Bélgica”.

En su calidad de enóloga y de largo camino que ha hecho dentro de la industria, Noelia Orts tampoco es ajena al debate sobre el rol de las mujeres y el respeto e igualdad de derechos que reclaman en la sociedad actual.

"Es un tema candente y me parece muy bien que se hable. Mujeres en el mundo del vino ha habido siempre, pero como siempre pasa, no se visibiliza su presencia. Si vas a Francia, muchas de las casas de champaña tienen nombre de mujer. En la Segunda Guerra Mundial, los dueños de bodega murieron y las mujeres se hicieron cargo de ellas en Europa. En Francia también se ve a muchas mujeres podando".

¿Y qué pasa en Chile?
"También tenemos muchas mujeres en la viña. A lo mejor no en la poda, pero hacen los trabajos de desbrota, de raleos, amarrar las parras. A las mujeres en el campo que no se las visibiliza nunca, siempre le sacan la foto al señor con las cajas y nunca se las sacan a ellas. También hay mujeres en las bodegas, hay enólogas, laboratoristas, asistentes de enólogos. En la parte comercial, ya empiezan a haber menos y en los puestos de poder, hay mucho menos".

¿Falta de confianza en la mujer?
"Lo que nos pasa a la mujeres es que nos toca decidir. Eso es un rollo. Cuando optas o te ofrecen un puesto gerencial, dices 'vale, son tantas horas de trabajo, qué pasa con los niños, qué opina tu pareja'. No es que las mujeres no quieran, a todas nos gusta desarrollarnos profesionalmente y ser exitosas, que nos vaya bien. Pero toca elegir, y no siempre tienes un compañero a tu lado que reme contigo si tienes que trabajar e irte fuera".

¿Lo mismo ocurre en los puestos gerenciales, de poder?
"Desgraciadamente para algunos cargos, he sentido que no quieren mujeres porque piensan que van a tener hijos, que va a desaparecer dos años. Y eso es un error muy grande, es una hipocresía muy grande. Cuando voy a estos países nórdicos, y veo a una gerenta que va a tener un hijo, no hay ningún problema. Se buscan sustitutos, no hay drama. Y aquí como que hay más miedo a eso, como que se embaraza y la perdimos. Pero las mujeres somos como leonas, somos super fuertes. Y en una empresa que te da el espacio de desarrollarte y para tener tu familia, vas a pelearla por esa empresa porque no vas a querer perder ese lugar".

¿Entre mujeres y hombres hay diferencias a la hora de elaborar y apreciar un vino?
"Para mí no es así. Más que si eres hombre o mujer, es más incidente la educación que has recibido, qué has comido y bebido desde la niñez. Con esos elementos se va desarrollando el paladar. No creo que haya una condición de uno y otro por ser hombre o mujer".

¿Y dentro del hogar, las mujeres están eligiendo el vino?
"Yo he notado que las mujeres cada vez se atreven más. Vienen muchas mujeres a las escuelas de sommeliers, y hay muchos restoranes en que la sommelier jefe es mujer. Tampoco hay que olvidar que son muchas las mujeres que van al supermercado y son ellas las que termina comprando al vino para la cena".
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