SANTIAGO.- Con un pasado "de oro", Argentina vive a la sombra de lo que fueron sus primeros años del siglo XX. Es que haber pasado de ser una de las mayores potencias económicas a nivel mundial a pedir -en más de una ocasión- ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional, es algo que los trasandinos recuerdan y critican en medio de un nuevo escenario de incertidumbre.
Todo, mientras Mauricio Macri ha dicho claramente que "hoy ningún otro país tiene tanta potencialidad como la Argentina" y ha asegurado, desde que llegó a la Casa Rosada, que llevará a su país "al progreso". De hecho, Sebastián Piñera también se ha encargado de reforzar la idea: "Tenemos la responsabilidad (con Macri) de conquistar el desarrollo (…) antes que termine la próxima década".
Sin embargo, para Argentina, el objetivo se ha visto cuesta arriba en los últimos meses.
Hace un año el gestor de índices MSCI Inc. valoró las reformas que el porteño impulsó desde que fue nombrado Presidente, pero decidió no catalogar al país como "mercado emergente" porque aún no veía que dichas medidas pudieran mantenerse en el largo tiempo. Y si en junio de 2017 los inversionistas daban por hecho que el país superaría el piso de "mercados frontera", hoy, con la corrida cambiaria, la inflación, el déficit fiscal, la deuda externa, las manifestaciones sociales y el acuerdo de préstamo con el FMI, las expectativas de un "upgrade" prácticamente no existen.
Así, y sobre todo considerando la tensión económica actual, ¿está el sueño argentino del desarrollo cada vez más lejos?
"Es algo muy difícil de estar seguro, es muy difícil de predecir. Todos los países suben y bajan, no hay muchas historias lineales de desarrollo aún cuando en América Latina nuestras narrativas están muy convencidas de nuestra historia lineal de abajo hacia arriba", apunta el politólogo argentino Julio Burdman.
Y ejemplifica: "En Chile es muy fuerte el relato de la movilidad ascendente, ese del Chile pobre que de los ´60 en adelante fue creciendo. Acá tenemos esta fantasía de que éramos uno de los países más ricos del mundo, que éramos casi líderes de la galaxia y que por alguna razón inexplicable nos caímos".
"La verdad es que ni la fantasía de Chile ni la de Argentina son verdad. Son todas ficciones del discurso político (...) Somos simplemente un país intermedio y tal vez ese es nuestro destino, al igual que el de Chile. No sé si llegaremos a ser grandes potencias"
Julio Burdman, politólogo argentino
Sin embargo, para el también director de Observatorio Electoral, la realidad necesita paños fríos: "La verdad es que ni la fantasía de Chile ni la de Argentina son verdad. Son todas ficciones del discurso político. Son todas exageraciones. No hemos caído tan bajo, somos simplemente un país intermedio y tal vez ese es nuestro destino, al igual que el de Chile. No sé si llegaremos a ser grandes potencias".
Pero respecto a las condiciones, el economista de la Universidad de Buenos Aires y asesor financiero del fondo Aconcagua Vision, Luis Godoy, es optimista: "Argentina tiene todo el potencial para aspirar al desarrollo y realmente siempre tenemos las esperanzas, somos recontra positivos porque creemos que hay condiciones, pero el tema básicamente es cómo llevar a cabo el aprovechamiento de ellas".
Las correcciones imprescindibles al sistema
Pese a las iniciativas que puedan impulsarse desde el ejecutivo, los entrevistados por Emol advierten que hay una serie de falencias estructurales que deben corregirse si se quiere efectivamente alcanzar el desarrollo.
En un visión más económica, Godoy enfatiza en el problema de la herencia de los Kirchner: "Hay un exceso dentro del gasto público, hay un exceso de gente que depende del Estado y ese es el trabajo en el cual debe enfocarse el gobierno para poder mejorar y sacar las distorsiones impositivas que tiene".
Para él, Argentina necesita, sobre todo, modificar una serie de impuestos que hoy "invitan a negrear la economía": "El impuesto al ingreso bruto, al cheque, a débitos y créditos, a los sellos, sólo por nombrar algunos".
Y el analista de Benedit Bursátil, Mariano Quihillaborda agrega: "Si la economía argentina ha podido funcionar con toda esta cantidad de distorsiones, el día que logremos quitarlas, deberíamos mejorar muchísimo".
Por su parte, la académica de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Lucía Cirmi, hace más hincapié en la inversión en innovación que en las mejoras del sistema tributario. "Hoy, para que Argentina pueda tener un proyecto para alcanzar el desarrollo, necesita estar en la frontera del conocimiento científico"
0,6% del PIB invierte Argentina en I+D, mientras que Chile invierte 0,4%
En ese sentido, la economista apunta a que se necesita mucho más capital destinado a las áreas de ciencia y tecnología: "Cada punto que se va para atrás en la construcción del sistema nacional de innovación, son muchos años más que se necesitarán para el desarrollo (…) No sé si es imposible alcanzar el desarrollo, pero no creo que lo sea en el corto plazo".
El problema de fondo: "Ser tantos"
Con 44 millones de habitantes, Argentina se posiciona como el cuarto país más poblado de América Latina, y aunque su superficie hace que proporcionalmente "no sean tantos", para algunos sí es un problema si se considera la capacidad de su matriz productiva.
"Tenemos un sector agrícola que no produce empleo para todos (…) Chile tiene algo parecido con el sector minero, con la diferencia de que tiene la mitad de población. Si tuviera lo que nosotros tenemos ahí si tendrían un problema enorme porque el cobre no le da de comer a toda la gente", consigna Burdman.
"Tenemos un problema estructural en donde necesitamos producir más, no nos alcanza con el agro y los servicios y a mi juicio ese es el problema de fondo (…) no somos lo suficientemente productivos para la cantidad de población que tenemos"
Julio Burdman
En ese sentido, el politólogo aterriza su idea con la siguiente metáfora: "Somos como una familia con siete hijos, donde sólo hay un salario" y agrega: "Creo que nadie sabe cómo resolver ese problema (…) y no depende de tener un presidente de ojos celestes, ni de que digamos que vamos al desarrollo, ni de ser los mejores amigos de EE.UU., es un problema más profundo".
Y dispara justamente a la visión dada por los otros entrevistados: "Algunos economistas te dirán que el problema de Argentina es que tiene un déficit fiscal permanente, pero esa es una mirada del problema al revés. Argentina tiene un gasto público enorme no porque sea un Estado enorme, sino que tiene el gasto que le exige el ciudadano argentino".
"El argentino quiere jubilaciones, quiere servicios públicos, educación, etc., y es muy difícil bajarse de ahí cuando la política ya evolucionó hacia ese punto. Ahora súmale la cantidad de habitantes que somos y podrás ver que el problema de fondo es que Argentina tiene un Estado de bienestar propio de una economía más grande(…) Por todo esto, no sé si estamos en condiciones de ser un país desarrollado".