BLOOMBERG.- En un reportaje en primera persona, el medio internacional Bloomberg reveló un evento que se ha estado registrando los últimos días en Venezuela. Se trata de un hecho que deja ver el crudo momento económico por el que atraviesa el país latinoamericano y que "ha llevado a algunos de sus ciudadanos a robarle a los muertos".
A continuación, el vivencial:
"Cuando llegué a la oficina del cementerio, había una larga fila de personas esperando en el asfixiante calor de media tarde. Todos habían venido a hacer la misma pregunta que yo: ¿Es cierto lo que todo el mundo está diciendo: realmente les están sacando las placas de identidad a las tumbas?
Sí, nos dijeron, es verdad.
Lentamente, una por una, los ladrones han estado sacando las placas para vender los trozos de bronce que las cubren en el mercado negro. Las más afectadas han sido las tumbas en las colinas de las afueras.
Pero no había de qué preocuparse, nos dijeron los funcionarios del cementerio. Tenían un plan: reemplazarían las placas con un material más barato que sería menos valioso para los delincuentes.
No encontré que esto fuera muy tranquilizador. Tengo tías y tíos, primos y amigos queridos enterrados aquí en Cementerio del Este. ¿Por qué debería creer que estas placas nuevas no serán arrebatadas? ¿Sólo debo llegar esperando poder ubicar a los miembros de mi familia y luego voy de un lado a otro hasta creer que estoy en el lugar correcto? ¿Ya no queda nada sagrado en este país que pareciera estar a la buena de Dios?
La vida aquí ya es bastante triste. Estoy rodeada de miseria. Hambre, enfermedad, justicia popular, inflación demencial. Siempre estoy al filo. ¿Y ahora esto?
Sí, sé que los ladrones de nichos han existido desde el principio de la humanidad. Lo entiendo. De hecho, aquí mismo en Caracas, en el cementerio público que usan las personas que no pueden pagar tumbas en Cementerio del Este, los ladrones han estado cavando las tumbas por años y vendiendo todo lo que puedan encontrar, desde joyas hasta esqueletos (que los piden para brujería).
Esto es precisamente lo que más me aterroriza, y a otros. Hoy son las placas de metal de Cementerio del Este y mañana serán calaveras y fémures.
Una mujer que encontré en la oficina principal ese día me dijo que ya había tenido suficiente. Ordenó a los funcionarios del cementerio exhumar a sus padres. Luego los haría cremar. Y de esa forma, pensó, realmente no habría nada más que robar".