BUENOS AIRES.- Los
sindicatos de Argentina paralizan este lunes al país en una huelga de 24 horas, con la que pretenden dar una demostración de fuerza al
gobierno del Presidente Mauricio Macri y rechazar el acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional.
Sin servicio de trenes, metro, autobuses ni vuelos, los organizadores calculan que al menos un millón de trabajadores adherirá a la huelga y que en el país no se moverá una hoja.
Aunque la convocatoria de la
Confederación General de Trabajadores (CGT) se limita a un paro de actividades, sin manifestaciones, sectores más radicales realizan cortes en los accesos a la ciudad de Buenos Aires con movilizaciones.
Hacia las 07:00 horas de Argentina (misma hora en Chile), grupos de activistas comenzaron a cerrar las principales avenidas de entrada a la capital, donde fueron desplegados cientos de agentes de la gendarmería. A esa hora, la mayor parte de las calles de la capital lucía desierta, sin actividades en las escuelas.
Penurias de los argentinos
Con un malestar creciente por la situación económica, que empujó al gobierno a hacer un acuerdo con el FMI, esta será la ocasión de medir la capacidad de resistencia sindical.
"La huelga es contra el programa económico, para que se abandone esta línea de ajuste permanente. El FMI siempre ha traído penurias a los argentinos", dijo Juan Carlos Schmid, dirigente de la Confederación General de Trabajadores (CGT).
Como propuesta concreta, los sindicatos plantean que se reabra la negociación de ajustes salariales de este año, para que se alineen a la proyección de inflación, calculada ahora por el Banco Central en 27%.
Ello porque las negociaciones se desarrollaron en su mayoría a principios de año y tuvieron como referencia la meta de inflación anual de 15%.
Pero el acumulado hasta mayo es de 11,2% y el gobierno ya abandonó esa meta y estableció 17% para 2019.
En el ánimo de retomar el diálogo con los sindicatos, el
ministro del Trabajo, Jorge Triaca,
sostuvo que su despacho desea que las negociaciones salariales se den libremente.
"Este desafío es delicado y las partes se tienen que poner de acuerdo. Que haya tensión es parte de la naturaleza del ministerio del que formo parte", aseguró Triaca.
"Coyuntura difícil"
"El gobierno está en una coyuntura muy difícil, se encuentra en su peak más bajo y enfrenta un fuerte cuestionamiento de parte del sector asalariado", explicó el politólogo Diego Reynoso, de la Universidad de San Andrés, en Buenos Aires.
La desocupación se ubicó en 9,1% en el primer trimestre de este año, frente al 7,2% del último trimestre de 2017.
"Esta situación se agrava por la incapacidad del gobierno para mantener el nivel adquisitivo de la población", añadió Reynoso.
Para enfrentar una corrida cambiaria que comenzó a fines de abril y que ha implicado una depreciación de la moneda de casi 35% en lo que va de año, el FMI otorgó a Argentina un crédito stand by por 50.000 millones de dólares, el mayor que haya concedido ese organismo.
El crédito tiene una vigencia de tres años y a cambio Argentina se compromete a llevar a cero en 2020 su déficit fiscal, que el año pasado cerró en 3,9% del PIB.
Para ello, se debe frenar la obra pública, reducir el tamaño del Estado y limitar las transferencias que se hacen a las provincias.
Como previsión, se incluyó una cláusula que permite al Estado elevar el gasto en planes sociales en caso de que aumente la pobreza, que en 2017 fue de 25%.