BUENOS AIRES.- Mauricio Macri, Presidente de Argentina, ante la crisis que vive su país, tomó la decisión de reducir drásticamente el número de ministerios nacionales. Nacería un gobierno muy acotado, con 13 ministros menos.
Frente a esto, y la crisis económica que hay, es que
expertos consideran que la pobreza aumentará en Argentina este año como consecuencia de la fuerte devaluación sufrida por el peso frente al dólar, una condición que acelerará la inflación y la retracción del mercado laboral, afirmó a DPA Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).
El trabajo del Observatorio de la Deuda Social en el relevamiento de la pobreza en el país sudamericano resultó importante cuando el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), el organismo que unifica todas las actividades estadísticas oficiales en el país, estuvo intervenido años atrás durante la mayor parte de los gobiernos kirchneristas.
Salvia evaluó que, a criterio del Observatorio que dirige,
cuando finalice 2018 la pobreza afectará al 30 por ciento de la población argentina (más de 13 millones de personas) cuando a fines de 2017 se encontraba, tras dos mediciones a la baja, en 25,7 por ciento."
Frente al hambre, el Gobierno argentino va a tener que inyectar más partidas de dinero en las capas más bajas de la sociedad", sostuvo Salvia.
Además, considera que "la única contención que hay para los más pobres son los programas sociales, por lo cual, ante un escenario de devaluación como el que pasamos en los últimos días, debería disponerse una medida de compensación de emergencia para no llegar a una situación de hambre más extrema en la población y para evitar un estallido social o una situación de mayor gravedad de malestar económico.
Estamos en un momento muy complicado, con un aumento de la pobreza y en el que todavía no tenemos políticas que permitan superarla. Lejos ya de pensar cómo erradicamos la pobreza, es mucha mayor la preocupación para que no aumente el número de excluidos del sistema por el propio sistema en un país que produce alimentos para 400 millones de personas en el mundo.
Eso sí, señala que "creo que no vamos a llegar a una situación tan grave como la de 2001 porque son otras las condiciones económicas, porque también tenemos una serie de programas sociales de transferencia del ingreso a los más pobres que son un piso y porque creo que el Gobierno, frente al hambre, va a tener que inyectar más partidas en esas capas de la sociedad. Lo va a tener que hacer y el acuerdo con el FMI lo permite".