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Poco ortodoxo y calificado como "genio": Paul Romer, el economista que polemizó con Chile y ganó el Nobel

A principios de este año estuvo al centro del debate en Chile por el cambio de metodología en el informe Doing Business que realizaba el organismo.

08 de Octubre de 2018 | 10:48 | Redactado por Fernanda Mujica, Emol
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EFE
SANTIAGO.- Los economistas Paul Romer y William D. Nordhaus fueron elegidos como los ganadores del Premio Nobel de Economía. El galardón los distinguió por "su aporte al crecimiento sostenible a largo plazo en la economía global y el bienestar de la población", informó la Real Academia de las Ciencias Sueca.

Romer fue reconocido por el estudio de los efectos macroeconómicos de la innovación tecnológica, mientras que Nordhaus fue premiado por estudiar cómo integrar el cambio climático en los análisis macroeconómicos.

Así, la tarea de Romer se centra en demostrar cómo la innovación y el progreso técnico influyen de forma importante en el crecimiento económico.

"Muchos creen que la protección del medio ambiente es tan costosa y difícil de llevar a cabo que prefieren ignorar el problema, o incluso negar su existencia", señaló el ganador del Nobel según consignó AFP, y añadió que "podemos realmente realizar sustanciales progresos para proteger el medio ambiente sin por ello renunciar a garantizar un crecimiento duradero".

Paul Romer no es un nombre desconocido en Chile. El estadounidense llamó la atención a principios de este año a nivel local, tras protagonizar una polémica mientras se desempeñaba como economista jefe del Banco Mundial, cargo al que tuvo que renunciar.

Lo anterior ocurrió en enero, cuando en una entrevista con el Wall Street Journal el economista reveló que el índice de competitividad empresarial Doing Business, elaborado por la entidad de la que era parte, había sufrido modificaciones en su metodología que no habían sido informadas. Estas afectaron al lugar de Chile en el listado, especialmente durante el Gobierno de Michelle Bachelet.

Extensa carrera

El economista nació en Estados Unidos y tiene 62 años. Es licenciado en Matemáticas por la Universidad de Chicago, misma casa de estudios en la cual más tarde hizo su doctorado en Economía.

Su tesis sobre el crecimiento económico y cómo puede potenciarse, fue lo que marcaría la pauta de sus posteriores publicaciones, con obras como "Aumento de rendimientos y crecimiento a largo plazo" (1986) y "Cambio tecnológico endógeno" (1990). En esa época, el prestigioso economista del MIT, Paul Krugman, se refirió a Romer como "el teórico más influyente de la década de 1980".

Romer siguió ganando prestigio internacional, hasta el punto que en 1997 la revista Time lo catalogó como una de las 25 personas más influyentes de Estados Unidos.

Tras renunciar a su cargo en el Banco Mundial, Romer volvió a trabajar como profesor de la Universidad de Nueva York. Antes, también había sido académico en las universidades de Berkeley y Stanford.

Uno de sus aportes más relevantes es la fundación de la llamada teoría del crecimiento endógeno, que ha promovido nuevas investigaciones y que plantea que el crecimiento de la economía no se produce por fuerzas externas, sino por factores endógenos como el capital humano, la innovación y el conocimiento.

Además, durante su carrera se ha dedicado al problema de la urbanización, analizando que una mejor política en este ámbito genera oportunidades para el crecimiento económico.

Pero además de su amplio currículum, el economista no ha estado libre de polémica a lo largo de su trayectoria. De hecho, en una columna de La Tercera, Sebasián Edwards afirmó que para todo el mundo fue una sorpresa que el BM anunciara que su economista jefe sería Paul Romer.

Paul Romer, el economista del Banco Mundial que denunció el índice de competitividad del Banco por manipular sus resultados para perjudicar a Michelle Bachelet, (y fuera denostado por el establishment chileno de economía y negocios)...ganó el Premio Nobel de Economía

Juan Gabriel Valdés, ex canciller chileno

Esto, por considerar extraño que un organismo tan tradicionalista como lo es el Banco Mundial contratara a un "pensar libre". Por su parte, el Financial Times sostuvo en esa época que era probable que los funcionarios y el académico se enfrentaran, ya que a este último le gustaba "llevar la contraria".

De hecho, su llegada al Banco Mundial dejó indiferente a nadie. En mayo del año pasado publicó un memorando interno en el que solicitaba a los economistas ser más claros y concisos. Eso generó anticuerpos al interior de la entidad.

Finalmente, el que fue considerado un "niño genio" por su excelente rendimiento en la universidad, fue relevado de su cargo. Tal como afirmó Edwards, el problema del Doing Business fue sólo "un capítulo en esa lucha a muerte entre el intelectual solitario y descollante y las legiones burócratas rígidos y tradicionalistas".

Desde sus inicios, Romer siempre ha sido un economista poco ortodoxo en lo que a metodología de investigación se refiere, y más de una vez ha roto con los esquemas para aventurarse con sus propias teorías, que según él, van mucho más allá de las matemáticas, pues pueden obviar, e incluso negar causas de fenómenos económicos, como las recesiones.

En el mismo artículo de Time de 1997, explicaban: "Después de haber desafiado la forma en que los economistas ven el mundo, Romer está ansioso por trabajar con el público y comerciar con sus ecuaciones desordenadas para obtener metáforas accesibles. ¿Qué papel juega el gobierno en promover la asignación eficiente de ideas?, se pregunta Romer. ¿Qué papel juegan las compañías? Los escépticos dicen que solo al encontrar respuestas viables que generen el sólido crecimiento que promete su teoría, Romer estará a la altura de alcanzar un Nobel".
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