La guerra arancelaria desatada entre EE.UU. y China podría restar medio punto porcentual al PIB mundial en 2020, lo que equivale a la pérdida de unos US$455.000 millones, una cifra mayor que la economía de Sudáfrica.
Así lo advirtió la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, antes de la cumbre que reunirá este fin de semana en la ciudad japonesa de Fukuoka a los ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20.
"Estimamos que los aranceles anunciados recientemente entre EE.UU. y China podrían restar alrededor del 0,3% del PIB mundial en 2020", advierte Lagarde, quien atribuye más de la mitad de este impacto a los efectos sobre la confianza empresarial y el mercado financiero, añadiendo que, teniendo en cuenta también los aranceles implementados el año pasado, el PIB mundial en 2020 podría verse reducido en un 0,5%.
A este respecto, la ex ministra francesa de Finanzas subrayó que se trata de "heridas autoinfligidas" que deberían evitarse mediante la retirada de las barreras comerciales levantadas y no imponiendo otras nuevas sea cual sea su forma, ya que el proteccionismo no solo daña el crecimiento y el empleo, sino que está haciendo cada vez menos accesible los bienes de consumo comercializables, "perjudicando de manera desproporcionada a los hogares con menos ingresos".
De este modo, Lagarde señaló de cara a la reunión de ministros del G-20, el carácter prioritario de resolver las actuales tensiones comerciales al mismo tiempo que se avanza en la modernización del sistema internacional de comercio, incluyendo la formación de consensos entre países sobre cómo reforzar las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), particularmente en el caso de los subsidios, propiedad intelectual y el comercio de servicios.
En este sentido, los estudios del FMI apuntan a que la liberalización del comercio de servicios liberaría a largo plazo unos US$350.000 millones en la economía.
También, al mismo tiempo que los países trabajan en reparar el sistema internacional de comercio también necesitan colaborar en la reforma de la fiscalidad corporativa a nivel internacional, reforzando la red de seguridad financiera global y abordando la amenaza existencial del cambio climático.
El pasado mes de abril, el FMI revisó dos décimas a la baja su pronóstico de crecimiento para la economía mundial en 2019, cuando el PIB global crecerá un 3,3%, mientras que confirmó su previsión del 3,6% para 2020.