BLOOMBERG.- Diversos traders y analistas conversaron sobre "lo que sorprende", "lo que preocupa", "lo que ilusiona" y "lo que asusta" de la actual economía de Argentina. Así, en un desayuno con Bloomberg, despejaron dudas y compartieron sus principales preocupaciones en torno a la golpeada actividad trasandina y su futuro.
En la cita, los asistentes fueron Juan Carlos Barboza, economista jefe del Banco Itaú; Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de consultora Eco Go; Jorge Bertero, presidente de Banco Meridian; y Diego Gallo, gerente comercial de Quinquela Fondos.
A continuación, los ejes del debate del encuentro y lo que los expertos sacaron en limpio:
Lo que sorprende: ¿Para qué el Tesoro vende sus dólares?
El veranito cambiario cumple ya dos meses para Argentina y el peso no interrumpe su apreciación. La moneda ha subido más de 8% desde que el 29 de abril el Banco Central anunció que podría intervenir con mayor libertad, si bien todavía se mantiene al margen.
El que sí vende dólares en el mercado cambiario al contado es el Tesoro nacional: una partida de US$60 millones diarios que se prolongará, según fue anunciado, hasta fin de año. En el Gobierno explican que lo hacen para atender pagos de obligaciones en pesos.
Pero ¿sirve que el Tesoro contribuya a bajar el tipo de cambio? Se cree que puede ser contraproducente. En primer lugar, un peso apreciado "artificialmente" puede incrementar a futuro la volatilidad cambiaria.
Y en segundo lugar, no está claro que esas divisas se deban considerar como excedentes cuando aún no tiene garantizado el acceso a los mercados en el 2020. Deshacerse de esos dólares podría alimentar la subida del riesgo país.
Lo que preocupa: la fragilidad de las encuestas
El mercado fija su atención en las elecciones primarias del 11 agosto. La preocupación por la rigurosidad técnica de algunas encuestas locales obliga a los analistas a tomar precaución sobre los datos, y esperar a esa fecha clave, percibida como una "gran encuesta".
Y ¿cómo tomará el mercado cada resultado? Se supone que la fórmula Fernández-Kirchner aventajará a Macri-Pichetto y parece haber un consenso sobre la reacción: una distancia de entre 1 ó 3 puntos podría generar optimismo y apuntalar al lunes siguiente un rally en los activos argentinos.
Pero una en torno a 5 ó 6 puntos porcentuales se consideraría a tono con las expectativas; y una mayor que 7 puntos daría lugar a un escenario peligroso para el mercado.
Lo que ilusiona: ¿Se abre una ventana para emitir?
Con la calma cambiaria empieza a escucharse el sondeo de algunas compañías de salir a colocar bonos en el mercado local o en el exterior, y seguir los pasos de YPF.
Las primeras candidatas a hacerlo son aquellas de buen perfil crediticio que deben afrontar pagos de deuda en el corto plazo. El bajo nivel de la tasa de Estados Unidos, ahora en torno al 2% anual, es una gran tentación.
A esto se suma que entró en vigencia la resolución 515 de la Superintendencia de Seguros, que obliga a las aseguradoras de vida y retiro a invertir un 10% de su cartera en proyectos productivos. Se calcula que estas compañías deberán volcar cerca de ARS 20.000 millones (US$470 millones) hasta fin de octubre, impulsando también algo de demanda para emisores que quieran explorar la plaza local con colocaciones pequeñas.
Lo que asusta: mejor no mirar el patrimonio del BCRA
La dinámica de la política monetaria tiene como telón de fondo un empeoramiento del patrimonio del Banco Central que preocupa a una parte del mercado.
La apreciación del peso deteriora el "activo", que está compuesto en mayor medida por las reservas en dólares, mientras que las altas tasas de interés (ahora en torno a 63% anual) hacen crecer el "pasivo", que está conformado en gran parte por las Leliq en pesos.
Desde que se empezó a implementar la nueva política monetaria, el 1 de octubre de 2018, el patrimonio neto del Banco Central ha caído a la mitad, hasta quedar en US$13,3 mil millones.
Para una parte del mercado, este indicador no dice demasiado sobre la solvencia de la entidad, y lo verdaderamente importante tiene que ver con su credibilidad. Para otra, en cambio, refleja una limitación que puede tener el Banco Central para implementar su política monetaria, que en algún momento deberá revertir, y que mantiene encendida una luz amarilla.