Huawei es el principal proveedor mundial de equipamiento de redes, pero depende de componentes estadounidenses, incluyendo chips informáticos. Cerca de un tercio de los proveedores de la empresa china son de Estados Unidos y a muchos ya no se les permite venderles.
Los teléfonos inteligentes de Huawei, por ejemplo, deberán dejar de usar su versión del sistema operativo de Google, Android, que viene preconfigurado con mapas, música y otros populares servicios. Sin estas comodidades, otros fabricantes de smartphones como Samsung tienen ventaja.
Esta semana, el gobierno de Estados Unidos extendió por otros 90 días su aplazamiento a medidas que afectan a una lista de productos y servicios de la compañía. Wilbur Ross, secretario de Comercio, dijo que el principal objetivo de esta decisión es darle más tiempo a pequeñas compañías de internet que dependen de Huawei, para que puedan hacer la transición. El periodo de gracia también permite a proveedores de EE.UU. alertar a Huawei de vulnerabilidades de seguridad y mantener el equipamiento existente.
La orden actualizada el lunes quita la excepción existente a tecnología relacionada con el desarrollo de estándares de la próxima generación de redes inalámbricas conocidas como 5G. También requiere que Huawei emita certificados escritos para todas las importaciones permitidas.
Bajo las reglas que aplican a las compañías en la "lista negra", varias otras exportaciones tecnológicas están permitidas hacia Huawei. Por ejemplo, compañías de semiconductores pueden continuar entregándole a la firma china microprocesadores y chips manufacturados fuera de Estados Unidos, según explican analistas. Este tipo de productos significan una porción importante de las ventas que se hacen a Huawei.
Las comunidades de defensa e inteligencia de EE.UU. por largo tiempo han acusado a Huawei de ser desconfiable y trabajar para los intereses de Beijing, aunque sin proveer de evidencia. Las sanciones del gobierno estadounidense son ampliamente vistas como una forma de presionar a los aliados en Europa de excluir el equipamiento de Huawei de 5G. Washington dice que es un asunto de seguridad nacional y un castigo a Huawei por eludir las sanciones contra Irán, pero el telón de fondo es la lucha por dominio económico y tecnológico.
China ya tiene una política que busca la independencia tecnológica para el 2025. Huawei probablemente ahora buscará posicionarse para fabricar todos los componentes que necesita en casa. Este año, la compañía lanzó su propio chip para teléfonos inteligentes de próxima generación y el primer dispositivo que utilizaba ese chip. Recientemente, la empresa reveló su propio sistema operativo para smartphones con el que reemplazaría a Android.
Pese a que muchos consumidores en EE.UU. ni siquiera saben pronunciar el nombre de Huawei, la marca es conocida en el resto del mundo, con alto crecimiento en sus ventas de teléfonos.
Sin hacer ruido, la empresa logró posicionarse en mercados emergentes, con teléfonos que ofrecen opciones accesibles para hogares de bajos ingresos y modelos de lujo que le han quitado ventas a Apple y Samsung en China y Europa.
La fórmula le ayudó a Huawei a establecerse como el número dos en el mercado de smartphones. La empresa de investigación IDC dice que los envíos de Huawei se incrementaron en un 8% para llegar a 58,7 millones en el segundo trimestre, pese a que ejecutivos creen la compañía pudo haberlo hecho mejor sin las sanciones.
Las sanciones podrían tener efectos indeseados dentro de Estados Unidos, dada la cantidad de tecnología que Huawei compra a compañías locales, especialmente de fabricantes de microprocesadores que están en sus teléfonos, computadores, equipamiento de redes y otros dispositivos.
La lista de compañías de chips que proveen a Huawei incluye a Micron Technologies, Qualcomm, Qorvo y Skyworks Solutions.
Más de 52.000 trabajos en el sector tecnológico de Estados Unidos están directamente atados a exportaciones a China, de acuerdo a la Computing Technology Industry Association, un grupo de intercambio comercial conocido como CompTIA.