Xi Jinping y Donald Trump, imagen de archivo
AP
Estados Unidos y China firmaron este viernes un acuerdo comercial para reducir los aranceles que Washington le impone a Beijing a cambio de que el país asiático adquiera productos agrícolas estadounidenses.
El acuerdo, tal y como ha señalado la cadena estadounidense CNN, no aborda los principales cambios estructurales en la economía de China que Donald Trump esperaba, pero sí los más inmediatos, como los impuestos a las importaciones de productos chinos.
La alianza económica con China bajo este pacto, conocido como 'Fase 1',
se produce días después de que Estados Unidos llegara a un acuerdo comercial con México y Canadá, cumpliendo así con dos de las cuestiones que abordó durante la campaña en 2016.
El presidente Trump se había mostrado optimista durante las horas previas, destacando que se habían registrado progresos en las últimas fechas para acercarse "al gran trato" con China. "¡Lo quieren y nosotros también!", enfatizó.
Pese al entusiasmo actual, Trump había estado manteniendo una actitud distante, llegando incluso a asegurar que no tenía prisa y que se podría abordar el asunto ya en 2020. Para algunos analistas se trataba de una estrategia del magnate para presionar al presidente chino, Xi Jinping.
La delegación de Estados Unidos también ha estado presionando a China para que se comprometa a la compra de productos agrícolas, algo con lo que Beijing ya ha mostrado reticencias en pasados acuerdos económicos.
Sin embargo, no todo han sido buenas noticias. El ministro de Asuntos Exteriores de China Wang Yi, manifestó este viernes que la Administración Trump ha estado atacando y reprimiendo los intereses del gigante asiático logrando dañar la confianza mutua que ambas potencias habían logrado tejer con tanto esfuerzo en el pasado.
"Estados Unidos ha utilizado varios momentos a nivel internacional para vilipendiar el sistema social, el camino del desarrollo y la cooperación de China con otros países", ha denunciado Wang, quien también ha recordado todas las veces que Washington les ha acusado de crímenes "injustificadamente".