Clínica Las Condes (CLC) informó que este jueves la renuncia de Carlos Gil del Canto, al cargo de vicepresidente y director de la compañía, en medio de las diferencias con los médicos de la sociedad.
En un hecho esencial enviado a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), solo se mencionó que su dimisión es "indeclinable". Tampoco se señaló su reemplazante.
Carlos Gil asumió la vicepresidencia de la compañía a fines del año pasado, en representación del grupo Auguri, controlador de la clínica y ligado a la empresaria y socia de Faleballa, Cecilia Karlezi. El renunciado ejecutivo es hermano de Alejandro Gil Gómez, actual presidente del directorio de CLC y esposo de Karlezi.
Esta salida se da en medio del conflicto entre los médicos de la institución con la administración y el directorio, por las decisiones tomadas en torno al nuevo modelo de negocios.
La entidad -fundada por médicos- opera con contratos entre los profesionales y la clínica, los que involucran aspectos como el arrendamiento de las instalaciones, además de cobros y pagos entre las partes, diseño que el Grupo Auguri busca modernizar. Según detalla el grupo conformado por más de 500 profesionales, lo que activa la acción es, precisamente, este nuevo contrato que impulsa la clínica.
"El directorio de CLC busca dar por terminado, de forma unilateral, el contrato de arrendamiento con cada uno de los médicos que atienden en la institución, sin cumplir con los plazos y formalidades que exige la ley, además de revelar un enfoque economicista de la salud", dijo José Giordano, presidente del Comité Ejecutivo del Cuerpo Médico de CLC.
Fuertes pérdidas por la pandemia
Los resultados financieros de Clínica Las Condes fueron golpeados por los efectos de la pandemia.
Según el reporte a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), al 30 de junio de 2020 la sociedad registró una pérdida de $10.297 millones, lejos de las utilidades del mismo período de 2019, cuando llegaron a $2.413 millones.
