Fue a fines de 2016 cuando una carta enviada por Frutícola Olmué, una de las principales plantar empacadoras de fruta del país y filial de Empresas Sutil, alertó al Servicio Nacional de Aduanas de un posible fraude comercial de alimentos, relacionado específicamente con las frambuesas.
La denuncia llevó, en enero de 2017, a inspectores del Servicio Nacional de Aduanas hasta las oficinas de Frutti di Bosco, en Santiago. Los datos y archivos incautados, según consignó un extenso reportaje de Reuters, destaparon la estafa, en la que se revela que dicha firma se habría coludido con proveedores de frambuesas en China para traer bayas congeladas de bajo costo a Chile y aquí reempacarlas y etiquetarlas como productos orgánicos chilenos de primera calidad.
De esta forma, se aprovechaba el prestigio de Chile en materia de calidad de producción para así acceder a mejores precios y, de paso, saltar barreras arancelarias que algunos países tienen con China, no así con Chile, como Canadá. De hecho, según el reportaje, estas frutas fueron enviadas a consumidores en ciudades canadienses, y se estima que al menos US$12 millones en frambuesas mal etiquetadas se enviaron a Canadá entre 2014 y 2016.
De ahí, el titular del reportaje, cuya traducción en español es: "Cómo una estafa chilena con frambuesas esquivó controles desde China a Canadá" -aunque se advierte que la estafa se pudo haber replicado en otros países- , y en el cual además se recalca la preocupación que esta irregularidad generó en dirigentes de gremio frutícolas locales -como Asoex y Chilealimentos-, así como la supuesta inacción de parte de las autoridades chilenas, desde donde no habrían advertido a Canadá de la presunta estafa, pese a estar al tanto de ella.
"Al no cuadrarnos el origen (de la fruta), hicimos la denuncia inmediatamente, con las autoridades gremiales correspondientes, a las autoridades de aduanas en los canales que corresponde (...). Es muy importante que las empresas no tiren la pelota al córner y cuando ocurren este tipo de cosas, se denuncien de inmediato"
Juan Sutil
La primera alarma la soltó Frutícola Olmué en octubre de 2016, empresa que hacía negocios de empaque con Frutti di Bosco y que fue comprada un año antes por Empresas Sutil, un conglomerado liderado por
Juan Sutil, actual presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).
Según explicó Sutil en entrevista con Emol, tras adquirir Frutícola Olmué se llevó a cabo una investigación interna, en la que detectaron que las frambuesas que pedía empacar Frutti di Bosco estaban fuera de la temporada de cosecha en Chile y "no nos cabía el origen de la fruta" que debían etiquetar como productos orgánicos chilenos. Por ello, aseguró, se decidió denunciar la situación a aduanas y cortar lazos con Frutti di Bosco el mismo día en que se alertó el hecho.
"Al no cuadrarnos el origen (de la fruta), hicimos la denuncia inmediatamente, con las autoridades gremiales correspondientes, a las autoridades de aduanas en los canales que corresponde", agregando que ante este tipo de casos, "es muy importante que las empresas no tiren la pelota al córner y cuando ocurren este tipo de cosas, se denuncien de inmediato".
"Esa es la manera de actuar con ética, responsabilidad y transparencia", recalcó, añadiendo que "condeno a Frutti di Bosco y, a juzgar por el artículo (de Reuters), a todos los que están involucrados. Los condeno y por algo los denunciamos. Toda mala práctica para mí es reprochable, no solo para el sector empresarial, sino también regulatorio, político, cultural y ciudadano".
¿Afecta la imagen del país?
Respecto a si este caso pone en riesgo la buena fama con la que cuenta internacionalmente la industria alimentaria de Chile, Sutil negó aquello y aseguró que "esto ratifica la seriedad con la que Chile actúa, porque hay otros países que se hacen los distraídos. Aquí lo que está haciendo Chile es que está denunciando correctamente estas prácticas, y cuando se denuncia se puede regular y actuar mejor".
"Entonces, para mí es muy importante que las cosas se sepan, se denuncie con transparencia y mucha ética (...). Esto hace que las empresas y que las cadenas de distribución, especialmente los retailers, los supermercados, tomen en consideración la importancia de que sus proveedores cumplan con la norma, estén certificados y actúen de acuerdo a los códigos de ética que corresponden", agregó.
Por último, el líder del gran empresariado chileno sostuvo que, para él, esta estafa se trata de un "caso aislado", asegurando de todas formas que ningún rubro está libre de que situaciones así ocurran. "Como todas las cosas, lo importante es la transparencia y las denuncias respectivas para que mientras más duras sean las sanciones, más se evita la infracción a la ética. Hay que denunciar, siempre".
