Sus empresas están hundidas en la bolsa, el rublo está violentamente depreciado, sus cuentas están desconectadas del resto del mundo y sobre la mayoría de ellos pesan las sanciones de Occidente. Así es la realidad de los grandes empresarios petroleros, gasistas y bancarios rusos, quienes han comenzado a alzar la voz en contra de la invasión en Ucrania.
El día que comenzaron los ataques a Ucrania, Putin dijo a los denominados oligarcas rusos que no tuvo otra opción, y no hubo, en ese entonces, respuestas críticas a la decisión del Kremlin. Sin embargo, ante el recrudeciendo del conflicto, los reparos han comenzado.
El que más firme se ha mostrado hasta ahora contra las acciones de Vladimir Putin ha sido el banquero
Oleg Tinkov. "Gente inocente muere en Ucrania en estos momentos, cada día.
¡Eso es inaceptable! ¡No tiene sentido!", señaló el multimillonario en su cuenta de Instagram.
"El Gobierno debería gastar el dinero en tratar médicamente a la gente, en investigar cómo vencer al cáncer, y no en la guerra. ¡Nosotros estamos contra la guerra!", añadió, acompañando su crítica con una foto con su pareja, sus hijos y su mascota, una estampa impensable ahora en las calles de Kiev y Járkov, por nombrar dos ciudades asediadas por las tropas rusas.
Los médicos detectaron que el banquero tenía cáncer en 2020. "Yo mismo casi me he ido dos veces al otro lado. ¡He visto lo frágil que es la vida! ¡Y es lo único que tenemos!", advirtió a sus compatriotas. Más de 110.000 personas habían dado a "me gusta" en su publicación un día después.
El hombre más rico de Rusia, al menos hasta antes de la guerra, también ha sido bastante crítico con la aventura del Kremlin. Alexéi Mordashov, que según Forbes poseía una fortuna valorada en US$29.100 millones de dólares en 2021, instó a detener esto.
"Es terrible que ucranios y rusos mueran, que la gente sufra dificultades y la economía esté colapsando", dijo.
"Tenemos que hacer todo lo necesario para encontrar una salida a este conflicto en un futuro próximo y parar el baño de sangre para ayudar a la gente afectada a rehacer sus vidas", añadió al medio RBK el dueño de Severstal, uno de los mayores conglomerados del mundo del acero, la minería y la energía. "No tengo nada que ver con las tensiones geopolíticas actuales, no entiendo por qué nos sancionan", agregó.
Más comedido fue Oleg Deripaska, dueño del gigante del aluminio Rusal y que fue acusado en 2017 de haber ejercido de mediador entre el Kremlin y el jefe de campaña de Donald Trump, Paul Manafort. Pese a ello, las sanciones estadounidenses que pesan sobre su cabeza se deben al supuesto lavado de dinero y la extorsión de otros empresarios rivales.
"¡La paz es muy necesaria! ¡Las negociaciones deben empezar tan pronto como sea posible!", publicó el pasado 27 de febrero en su cuenta de Telegram, una frase sencilla, inocente, pero que cobra mucha importancia si se tiene en cuenta que la guerra la comenzó el Kremlin en una cruzada por "desnazificar" a su hermana Ucrania.
Un tono más duro fue el del dueño de los supermercados DIA y AlfaBank, Mijaíl Fridman, que a diferencia de los dos multimillonarios anteriores sí fue incluido en la lista de sanciones de la Unión Europea.
El empresario nació en la zona occidental de la República Socialista Soviética de Ucrania, más ucranioparlante, "pero durante la mayor parte de mi vida he sido ciudadano de Rusia, construyendo un negocio. Estoy profundamente apegado a los pueblos ucranio y ruso, y considero el conflicto actual una tragedia para ambos", escribió en una carta a sus empleados a la que tuvo acceso Financial Times
"Esta crisis costará vidas y perjudicará a dos naciones que han sido hermanas durante cientos de años", acotó Fridman. "Aunque una solución parece aterradoramente lejana, no puedo sino unirme a aquellos cuyo ferviente deseo es que el derramamiento de sangre termine. Estoy seguro de que mis socios comparten mi opinión", agregó.
Otro multimillonario moscovita dijo a Reuters bajo condición de anonimato que la guerra iba a ser una catástrofe. "Va a ser catastrófico en todos los sentidos: para la economía, para las relaciones con el resto del mundo, para la situación política", señaló.
La invasión de Ucrania no solo ha molestado a los oligarcas próximos al Kremlin. Varios diputados del Partido Comunista se han quejado de que votaron por el reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk sin saber que ello llevaba a la guerra, y el representante del presidente de Rusia ante la ONU por el cambio climático, Anatoli Chubáis, publicó una imagen del asesinado Boris Nemtsov, uno de los líderes de las protestas contra la guerra de Ucrania al comenzar en 2014.
Asimismo, algunos hijos de los oligarcas también han mostrado su enfado. Sofía Abramóvich compartió en Instagram una imagen donde estaba escrito "Rusia quiere la guerra con Ucrania", donde la palabra "Rusia" estaba tachada con "Putin" escrito sobre ella.
"La mayor y más exitosa mentira de la propaganda del Kremlin es que la mayoría de los rusos apoyan a Putin", añadió junto a la foto del mandatario también tachada.
Y el entorno más cercano a Putin también ha mostrado su desencanto con la invasión. La ex mujer y la hija de su portavoz, Dmitri Peskov, publicaron en Twitter "No a la guerra", aunque lo borraron rápidamente. Esta protesta también la llevó a cabo en Facebook Tatiana Yumasheva, la hija menor de Boris Yeltsin, el presidente que nombró a Vladímir Putin su sucesor.