Si la compra se concreta tal como está planeado, los inversionistas obtendrán 54,20 dólares por cada acción en su propiedad. Estas acciones luego serán canceladas y dejarán de existir.
Twitter probablemente ya no tenga que entregar documentos a los reguladores estadounidenses cada tres meses para mostrar cuánto dinero está obteniendo. También es posible que no tenga que anunciar cambios en su estrategia u operaciones, que sean suficientemente grandes como para cambiar su fortuna. Actualmente se arriesga a ser demandada si no hace ese tipo de declaraciones.
"La principal distinción es que Musk, como propietario, se rendiría cuentas sólo a sí mismo o a los accionistas que puedan quedar, en lugar del gran número de inversionistas que existe ahora", afirma Eric Talley, profesor de derecho en la Universidad de Columbia.
La compañía seguiría teniendo una junta de directores, afirma Talley. También tendría que seguir ciertas reglas de gobernanza corporativa a nivel estatal, así como respetar otras leyes aplicables en términos de impuestos y medio ambiente, entre otras.
Seguir este camino elimina el escenario para Twitter de tener que responder a accionistas enojados si se realizan grandes cambios a su negocio. Musk ya ha sugerido la idea de depender menos de la publicidad, que actualmente es la principal manera de conseguir ingresos para la plataforma.
Los inversionistas a menudo envían un precio de las acciones más bajo si piensan que una decisión de la compañía es equivocada, o al menos que fue tomada en un mal momento. Y el deber fiduciario de la junta directiva de una empresa que cotiza en la bolsa, es precisamente generar un rendimiento para sus inversores.
Una compañía controlada de forma privada, en cambio, no necesita preocuparse de caídas de corto plazo en el precio de sus acciones. Puede así lanzarse de lleno con sus planes, como contrataciones masivas para transformarla, sin tener que explicar el aumento de gastos a los accionistas en su reporte semestral.
Las compañías controladas de forma privada y pública "pueden hacer lo que quieran, sólo que hay menor respuesta negativa por parte de las compañías controladas privadamente, porque un accionista no se puede quejar sin que hayan otros inversionistas", afirma Harry Kraemer, ex CEO y presidente de Baxter International, que ahora es académico en la Escuela de Administración Kellogg de la Universidad Northwestern.
Hay mucho más escrutinio respecto a compañías controladas de forma pública, no sólo por los accionistas y reguladores, sino también por los medios de comunicación, afirma Kraemer, quien actualmente es parte de directorios de empresas en ambos escenarios. Y agrega que la presión por lograr objetivos de rendimiento cada tres meses es realmente alta.
"A veces bromeo con personas que dicen que estuve en Baxter 23 años. Les digo que estuve en Baxter 92 cuatrimestres. Y cada uno de ellos era el más crítico de mi vida, hasta que el siguiente comenzaba", dice Kraemer.
De acuerdo a Talley, si bien permite a las compañías mayor libertad para hacer cambios audaces cuando creen en ellos, también se elimina una fuente de responsabilidad.
"Si la estás manejando de manera derrochadora o perezosa, te llamarán la atención", agrega en relación a las compañías controladas públicamente.
Algo que pierde es una potencial forma de recaudar dinero rápido. Las compañías que se transan de forma pública, pueden vender más acciones si necesitan obtener dinero en un momento particular.
Si Musk es el único accionista, puede básicamente hacer lo que quiera. Pero en esta compra estaría obteniendo un préstamo de US$ 25.500 millones por parte de varios bancos para pagar parte de la operación. Y estos acreedores querrán su dinero de vuelta, además de intereses.
Si Musk termina con otros accionistas además de él en Twitter, esto también podría poner presión por obtener ganancias. Talley apunta al famoso caso que afectó a otro emblemático dueño de un fabricante de autos, Henry Ford, que en un momento dado recortó los dividendos a accionistas.
"La moraleja es que si bien tienes mucha discreción para establecer la forma en que puedas maximizar los retornos para los accionistas, no tienes mucho margen sobre si hacerlo o no", agrega Talley.
No, puede volver a vender acciones en el mercado público otra vez. Al volverse una empresa controlada de forma privada, Twitter tiene la oportunidad de remodelar la estructura de su propiedad y ofrecer distintas clases de acciones, incluyendo una que tenga mucho más control sobre la compañía que la otra, detalla Talley.