Cerca de la mitad de los productos importados en la zona euro son facturados en dólares, frente a un 40% que son comprados en euros, según la oficina de estadísticas Eurostat.
Este es el caso de muchas materias primas, comenzando por el petróleo y el gas, cuyos precios ya están en escalada en los últimos meses debido a la guerra en Ucrania.
Con la depreciación de la moneda europea, se necesitan más euros para comprar los productos importados en dólares. "Los productos importados en dólares pierden competitividad (...) y se vuelven más caros", explicó Isabelle Méjean, profesora de la Escuela Superior Sciences Po. Esto contribuye a acelerar la inflación y amenaza el poder adquisitivo de los hogares.
Otra veta de esta depreciación es que "se va a frenar el turismo de europeos sobre todo hacia Estados Unidos", señaló William De Vijlder, economista de BNP Paribas.
Pero al mismo tiempo, los turistas de Estados Unidos y de otras destinaciones ganan con el tipo de cambio y pueden consumir más con la misma cantidad de dólares.
El efecto de la caída de la cotización del euro varía según la dependencia que tengan las empresas del comercio exterior y de la energía.
"Las empresas que exportan fuera de la zona euro se benefician de la depreciación del euro, ya que sus precios se vuelven más competitivos, pero las empresas importadoras se ven perjudicadas", Philippe Mutricy, director des estudios del banco público Bpifrance.
Las empresas dependientes de las materias primas y de la energía y que exportan poco van a registrar una explosión de sus costos.
La gran ganadora es la industria manufacturera que exporta, especialmente los sectores de la aeronáutica, los fabricantes de automóvil, el lujo y la industria química.
En teoría, la depreciación del euro hace que los precios sean más competitivos y estimula las exportaciones.
Esto podría amortiguar el impacto sobre el crecimiento del alza de los precios de las materias primas en el contexto de la guerra en Ucrania, sobre todo en economías más orientadas hacia la exportación, como Alemania.
Para el reembolso de la deuda de los países europeos, el impacto depende.
Un mayor crecimiento "puede facilitar el reembolso de la deuda", explicó Méjean, siempre que los mercados consideren la deuda europea como lo suficientemente segura y que las tasas de interés sigan siendo bajas.
Pero para los Estados que emitieron obligaciones denominadas en dólares, una depreciación del euro aumenta el costo del reembolso.
La depreciación del euro acelera la inflación y esto puede incitar al Banco Central Europeo (BCE) a subir más rápidamente las tasas de interés, cuando el emisor se preparaba en julio para el primer aumento desde hace once años. "Se puede decir que el BCE no debería reaccionar al encarecimiento de las materias primas, pero su desafío de controlar la inflación se hace más preponderante, ya que el precio de las importaciones sube", destacó William De Vijlder.