En los próximos tres días, el valle de Jackson Hole, en Wyoming, se convertirá en el centro de la política monetaria y de la economía mundial.
Ubicado en un profundo valle en el estado menos poblado de Estados Unidos, desde 1982 que el lujoso hotel Jackson Hole Lodge ha sido la sede de la reunión anual organizada por la
Reserva Federal (Fed) -supervisor de los mercados de la potencia norteamericana- a la que acuden representantes de los principales bancos centrales del mundo, académicos y accionistas de Wall Street.
Desde sus inicios, estos encuentros generan expectación en los mercados pues, históricamente, la Fed ha aprovechado el simposio para dar pistas sobre la evolución de la política monetaria estadounidense. Sin embargo, este año es especial debido, principalmente, a la situación que rodea a la economía global y el giro en la política monetaria de los bancos centrales.
Así, en esta edición -en la que por cierto estará presente la presidente del Banco Central chileno, Rosanna Costa-, los agentes económicos están pendientes de cualquier mensaje que pueda entregar el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que ayude a anticipar si la entidad optará por mantener la ruta establecida, o acelerar el proceso de alza de tasas.
Según revelaron las minutas de la última Reunión de Política Monetaria de la Fed, desarrollada entre el 26 y 27 de julio pasado, los funcionarios del organismo coincidieron en la necesidad de, eventualmente, reducir el ritmo de subida de tasas de de interés, pero también querían medir cómo estaba funcionando el endurecimiento monetario para frenar la escalada de la inflación.
En dicha oportunidad, la Fed decidió elevar las tasas de referencia en 75 puntos base por segundo mes consecutivo, marcando el ritmo más rápido de ajuste desde principios de la década de 1980, en una batalla contra la sostenida alza de precios.
Cabe recordar que el Índice de Precios al Consumidor de julio en EE.UU. aumentó un 8,5% al comparar con igual periodo del año anterior, enfriándose desde el avance de 9,1% registrado en junio, el mayor en cuatro décadas, según datos del Departamento de Trabajo.
¿Qué pasará en Jackson Hole en 2022?
El año pasado, la expectación estaba en si la Fed iniciaría el proceso de retirada progresiva de incentivos -más conocido como tapering- para estimular el crecimiento económico y la creación de empleo.
Lo anterior, suponía quitar un poco el pie del acelerador en la compra de bonos de deuda pública norteamericanos y eliminar gradualmente el soporte artificial que el organismo ha imprimido los últimos años en Estados Unidos -al igual que otros bancos centrales alrededor del globo-.
Este 2022, en cambio, la situación es más compleja, pues no estaba en las estimaciones un desborde inflacionario de esta magnitud, y tan persistente, que pone en jaque a todo el planeta con la alerta de una eventual estanflación a la vuelta de la esquina.
Por ello, en esta versión de Jackson Hole los ojos de los mercados girarán en torno a cuán profunda será la nueva alza de tasas que anuncie Powell, pues las dudas están en qué tan agresiva -o no- será la institución para lograr aplacar las presiones inflacionarias sin afectar demasiado el crecimiento.
De este manera, el tapering -la subida o baja de tasas de interés-, o cualquier otra decisión que tome la Fed en Jackson Hole tiene implicancias globales. El esperado endurecimiento monetario, en línea con la tendencia de los últimos meses, es capaz de limitar el nivel de precios, y por tanto rebajar el elevado costo de la vida.
Además, como acuden banqueros centrales de otros países, cualquier anuncio que dé a conocer la Fed suele traducirse en acciones similares de entidades homólogas en otras naciones con el paso del tiempo.