En el mundo de las startups se escucha mucho hablar de los unicornios, pero ¿y qué hay de los demás animales del ecosistema? Desde el 2013 se ha venido generando una variada jerga dentro del ecosistema emprendedor, ese año Aileen Lee, la fundadora de Cowboy Ventures acuñó el término “unicornio” en un artículo que publicó sobre aquellas startups que sobrepasaban la valoración de los 1.000 millones de dólares.
En la llamativa conceptualización de tendencias en las empresas modernas, se pueden escuchar términos que pueden tratarse de animales fantásticos, como dragones, como también cebras y camellos. En sí, lo que inició como una estrategia de marketing, convirtió al ecosistema emprendedor en un mundo atractivo y más competitivo.
El Director de Startup Grind Chile, Luca Albertinazzi, explica que “son solo formas de generalizar y etiquetar narrativas en el mundo emprendedor tecnológico. Hacen que este ecosistema suene más atractivo y haya un proceso inconsciente, gamificable. Sin embargo, estas etiquetas son bastante eficientes a la hora recolección de información para encuestas, y la tomas de decisiones de las distintas partes jugando en la comunidad startupera”.
Si bien en Latinoamérica y el mundo han aparecido múltiples experiencias de éxito; el boom de las startups también ha dado pie a otro tipo de emprendimientos. Antes de explicar cada categoría, hay que aclarar que las definiciones zoológicas y mitológicas se le otorga a cada empresa son con base a su valorización.
Centauros
Es aquella startup con una valoración superior a los 100 millones de dólares. Una empresa unicornio cuando sobrepasa los es monto, su notoriedad es relevante y se convierte en un centauro.
Un ejemplo nacional de startup centauro es el caso de Justo, se trata de una empresa de comercio electrónico que se centra en el acompañamiento tecnológico a restaurantes, mejorando en gran medida el rendimiento del sector.
Minotauros
Los minotauros son las empresas que valdrían más de 1.000 millones de dólares únicamente poniendo el dinero que han recaudado en una cuenta corriente. Un ejemplo muy conocido de este tipo de negocio es Facebook.
Unicornio
En el mundo de las startups, se considera “unicornio” a toda empresa que se financie con capital privado. Se trata, en general, de empresas disruptivas en algún aspecto, y que, por su carácter innovador, han apostado por un crecimiento en cuota de mercado para evitar ser copiadas, lo cual posibilitó un crecimiento muy acelerado en un mercado enorme. Solo entran en esta categoría aquellas que su valoración supere los 1.000 millones de dólares. Algunos ejemplos de unicornios son Cabify, Rappi. En el caso chileno, está NotCo o Betterfly.
Decacornio
En la escala de valorización, después de los unicornios, están los decacornios. La diferencia entre estos dos empresas es que ya han superado no solo la vara de valoración de los 1.000 millones de dólares, sino de los 10.000 millones de dólares. Un ejemplo muy reconocido es la app para rentar espacios de alojamiento Airbnb.
Pony
Por otro lado, están los ponies, seguido a los decacornios, son aquellas startups que oscilan entre los 10.000 y 100.000 millones de dólares de valoración.
Otras denominaciones
Dragones
El término dragón es utilizado en la jerga para designar a una empresa en fase de arranque que, habiendo recurrido a fondos de inversión para financiarse, consigue devolver a los inversores un valor igual o superior a la inversión por éstos efectuada. El ejemplo más conocido de una startup que logró convertirse en dragón es Fitbit, una compañía que vende relojes inteligentes.
Ahora bien, los dragones también son unicornios; pero ¿qué hace que un unicornio sea dragón y otro no? La devolución de la inversión. Si una startup unicornio devolvió íntegramente los fondos a los inversores.
En 2015, Fitbit consiguió obtener 732 millones de dólares con la venta de acciones en su oferta pública inicial, una cuantía que triplicó la inversión inicial realizada por la empresa americana de capital de riesgo, Foundry Group, en el valor de 240 millones de dólares.
Cebras
Estas startups quieren crecer, ser rentables, generar beneficios a sus accionistas y básicamente lo que todas las empresas buscan. Sin embargo, hay algo que las diferencia del resto; las startups cebra están especialmente interesadas en resolver problemas profundos y reparar sistemas sociales. Como una cebra es de color blanco y negro, estas startups buscan el equilibrio entre crecimiento e impacto social.
Estas empresas ya son rentables y están trabajando para la sociedad; son sostenibles, eficientes en capital y poseen una resistencia incomparable.
Las algunas características de las cebras son:
-Fusionan el beneficio y el propósito.
-Evitan la financiación de empresas.
-Colaboran entre sí.
-Tienen sus raíces en la experiencia y visiones personales de sus líderes.
Camello
Esta denominación se le da a las startups que son capaces de pasar largos periodos sin inversión, ya que su producto es rentable por sí solo, y su crecimiento es orgánico. Así como un camello es capaz de sobrevivir varias semanas sin agua, incluso en desiertos que alcanzan los 49 grados temperatura.
En periodos de crisis, como por ejemplo lo que fue la pandemia, los camellos tienen la mejor probabilidad de sobrevivir. Sin embargo, al crecer de forma orgánica, pueden demorar años en expandirse. El camello toma un camino de crecimiento diferente al del unicornio clásico: en lugar de crecer lo más rápido posible, sigue un camino más lento y de menor riesgo.
¿Chile está siendo realmente parte de este zoo startupero?
Sobre el escenario chileno, Luca Albertinazzi, Director de Startup Grind Chile, señala que “independiente del criterio en base a valuación o en base a facturación: sí”. El experto agrega que "aparte de Betterfly y NotCo como Unicornios, hay algunos centauros y casi 50 ponies, según el último reporte de Corfo”.
Albertinazzi, explica que sin duda esto puede haber cambiado producto de factores de la economía o porque no todas las valorizaciones son públicas, el punto es el mismo: Chile es un actor relevante en la región, con startups de primer nivel, aún con menos unicornios que Argentina o Brasil, pero con decenas de candidatos en camino a serlo.